El miércoles 25 de julio, John Baquero tomará posesión como nuevo Director Nacional de Juventudes del Partido Liberal Colombiano, acto que muchos ya interpretan como la entrega formal y oficial de la Organización al mal llamado “duquismo”, pero que en lo personal, sólo puedo interpretar como el reconocimiento a un proceso político que diligentemente sumó apoyos en los territorios y que a pesar del desconocimiento estratégico que algunos hicieron a las decisiones del Parlamento Nacional de Juventudes Liberales, que desencadenó el estrepitoso fracaso del Congreso Nacional de Juventudes Liberales de 2017, siguió trabajando contra viento y marea.
Pero como no hay dicha completa, al nuevo Director le corresponderá asumir tres tareas que son importantes en estos momentos para la Organización.
La primera, reconciliar a aquellos sectores que por la coyuntura de la elección presidencial de 2018, decidieron de manera libre y autónoma no apoyar la línea oficial del Partido Liberal para la segunda vuelta presidencial. Sin lugar a dudas la construcción de puentes de comunicación permitirá que aquellos que ahora están distantes, no renuncien a su militancia juvenil y se articulen para el trabajo que representa las elecciones regionales de 2019.
La segunda tarea, sin lugar a dudas será la de reforzar las acciones que se hicieron más o menos bien en las administraciones anteriores, de cara a lo que será el desafío de las elecciones regionales: reforzar la formación política, incentivar la militancia a través de los procesos en las universidades, fortalecer la articulación con liderazgos simpatizantes de las ideología del Partido Liberal, retomar el liderazgo a nivel nacional que le corresponde a la única organización política que cuenta con presencia en la totalidad de los departamentos del país, entre todos los pequeños conatos de incendio que hay por ahí.
Finalmente, la mayor tarea que deberá asumir será la de hacerle creer a la militancia juvenil liberal que de verdad, ser parte de la ONJL es pertenecer a la mejor escuela de formación política del país y que de verdad, es la cantera de liderazgo del Partido.
Serán casi dos años de enormes desafíos, de vicisitudes, de problemas, de demandas y contra demandas, de peleas, de luchas, pero de algo estoy seguro y es que de todo ello, se saldrá adelante si se logra trabajar con pragmatismo, pero con valores.