La humanidad entera tiene una deuda impagable con Palestina. Sus territorios fueron arrebatados a mansalva y sin ninguna consideración para ser entregados, con el respaldo de la fuerza, a comunidades dispersas de judíos a lo ancho del mundo. Inglaterra, Francia y los Estados Unidos consumaron este atropello, ante los ojos sorprendidos del mundo y nunca han expresado frente la comunidad internacional, el arrepentimiento y la urgente reparación a tan terrible comportamiento.
Por todo esto, cuando supimos que el Presidente Duque manifestó que “mantiene el reconocimiento de Palestina como Estado libre y Soberano”, nació un sentimiento profundo de agradecerle en nombre de ese pueblo, que tantas vejaciones y atropello ha sufrido de manos del ejército sionista de turno. Según el mandatario, estas soluciones son “irreversibles”, y afirmó, que la decisión tomada por su antecesor, el Presidente Juan Manuel Santos, está amparada en la Constitución Nacional. Agregó que de ahora en adelante se enfocará en apoyar la Paz en Oriente Medio y dijo que esperaba y confiaba en una solución pacífica de los dos Estados para el conflicto Palestino-israelí.
Esta clara y categórica postura nos demostró a los colombianos y a los descendientes de los árabes, que las decisiones soberanas del Estado colombiano son regidas estructuralmente por su Constitución y sus leyes. De nada valieron las presiones indebidas y el tono duro, alejado de las sofisticadas maneras diplomáticas, con las que el gobierno de Israel trató de presionar una decisión final que solo corresponde al Presidente de la república.
Los países de América Latina están dando una demostración fehaciente frente a sus decisiones soberanas con relación a la política Diplomática, demostrando su madurez y valentía. Esto fue lo que ocurrió por la decisión del Ministro de Relaciones Exteriores de Paraguay cuando dijo que la resolución de trasladar la Embajada Paraguaya a Tel Aviv “Es una decisión de un estado libre, Soberano, de determinar la sede de su Embajada en base a lo que establece el Derecho Internacional”.
Esta libre y soberana decisión no le gusto al primer Ministro Benjamín Netanyahu, quien en un acto de soberbia ordenó cerrar la Embajada Israelí en Asunción (Paraguay) como protesta. Frente a esta actitud agresiva, Paraguay mostró su altura y madurez política, manifestando que la determinación soberana de Paraguay no implica el rompimiento de las relaciones diplomáticas y comerciales con Israel.
Es hora ya, que el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu entienda que los países de América Latina tienen una dignidad que le viene de sus padres fundadores, quienes supieron imprimirle el sello de la rectitud y la honestidad, valores supremos que guían nuestra nacionalidad.
Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander, José Antonio Sucre, José Francisco de San Martin y muchos otros, ofrendaron su vida y su juventud por la soberanía y la dignidad de nuestros atropellados pueblos. Lo lograron en base a su entrega y a sus múltiples sacrificios. Esta es una hoja sagrada que jamás permitiremos sean entregada o negada, en el largo peregrinaje de todos los pueblos del mundo que hoy reclaman con justicia, su derecho inalienable a la soberanía y a la libre determinación.
Palestina tiene todo su derecho de ser un Estado Libre, Soberano e independiente. La mayoría de las naciones del mundo con asiento en la Organización de Naciones Unidas -ONU- han aprobado su ingreso. Colombia, para orgullo de todos los colombianos ha ratificado esta condición de país miembro. Por eso, en nombre de Palestina le decimos: Gracias Presidente Duque.