Hace un par de semanas una pasajera anónima en un avión en el que viajaba el expresidente Juan Manuel Santos, lo insultó salvaje e impunemente. Lo agredió, lo irrespetó, porque el Estadista se preocupó en su gobierno por hacer la paz con la Farc, para beneficio de todos los colombianos. Es un ejemplo de la insensatez que prima en un país en el que campea la esquizofrenia.
La respuesta a la maleducada mujer la dio la reciente encuesta de Datexco, en la que el exmandatario aparece con una imagen favorable de 45%, 20 puntos por encima de la cifra informada por la misma encuestadora cuando estaba terminando su mandato. Es decir, cuando apenas llevamos 3 meses del nuevo gobierno, la gente ha reaccionado positivamente a la gestión de Santos, lo que no deja de ser admirable y justiciero. Juan Manuel Santos desempeñó un gobierno de 8 años, paso “las duras y las maduras”, resistió con coraje la encarnizada oposición del Centro Democrático y de su jefe el expresidente Uribe Velez, se desgastó buscando la paz con la guerrilla durante 6 años, y ahora la ciudadanía cree que su gobierno fue más que bueno.
El gobierno de Santos, para mencionar solo algunos temas, se preocupó como nunca antes del Rio Magdalena, le abrió el mundo a los colombianos con la eliminación de la visa en 80 países, tuvo avances notables en materia de vivienda, sacó de la pobreza a 4 millones de colombianos y redujo notablemente la miseria, le metió el diente al tema de la tierra que es el más delicado y difícil de manejar en un país afectado por la inequidad y por tantos intereses bastardos y, en general, fue una gestión seria, responsable y de buena fe en la que los buenos resultados superaron en mucho lo inconveniente y los errores.
Santos se preocupó por atender de buena manera los más álgidos problemas que nos vienen afectado hace mucho tiempo: la violencia subversiva y la inseguridad. Se propuso con temeridad buscar la paz, para lo cual tuvo que enfrentarse a fuertes contradictores, comenzando porque le fue preciso romper sus relaciones con el expresidente Uribe. Lo pensó, se decidió y lo sacó adelante. Hoy no existen las Farc como organización guerrillera y violenta y a estas horas, a dos años de los Acuerdos de la Habana, se evitaron por lo menos 5.000 homicidios, 4.000 lisiados, 300 secuestros, 250.000 desplazados y muchísimos desastres adicionales, entre ellos la miseria y el rencor que provocan los enfrentamientos armados internos
Con justicia Juan Manuel Santos ganó el Premio Nobel de la PAZ. Es hoy un hombre aclamado en el mundo entero, un humanista, un ejemplo para los países que se destruyen en guerras intestinas y un referente de la democracia y la convivencia. Su talla de estadista quedó grabada en una frase que pronunció en Harvard ante un grupo de estudiantes, que ojalá aprendamos en Colombia: “Siempre hagan lo correcto, no lo popular”.