Frente a la existencia de conflictos de diverso tipo, entre países, o al interior de los países ya sean conflictos políticos, sociales o de otra naturaleza, siempre aparecen varias alternativas para su manejo y/o resolución. A veces es dejar que los mismos se mantengan por un tiempo, en otras buscar alternativas de confrontación y siempre está presente la posibilidad de la negociación. Pero la negociación no es simplemente un ejercicio de buena voluntad, que tan bien hay que tenerla, sino de realidad para solucionar o superar una situación conflictiva. Pero la negociación es viable cuando se le crean las condiciones que la hacen posible: se reconozca por las parte involucradas qué hay un problema a resolver, se creen condiciones del entorno, se precise una agenda de temas a abordar, haya un acompañamiento adecuado y por supuesto equipos negociadores y/o preparadores de la misma.
Nadie está diciendo que las negociacione son fáciles o rápidas; tienen grandes dificultades, altibajos y por momentos fracasan. Pero eso no significa que la negociación, como método de solución de conflictos sea inútil. Simplemente significa que cuando las cosas no funcionan hay que analizar que está impidiendo la evolución de la misma y tratar de superar esos obstáculos.
En el momento tenemos ejemplos de la agenda global, regional y local. Hemos conocido estos días que la segunda reunión entre los presidentes norteamericanos y norcoreano, realizada en Hanoi, aparentemente no permitió avances -los medios de comunicación exageran diciendo que fracaso-, así como hace unos meses después de la reunión de Singapur hicieron grandes elogios para decir que ya los contenciosos entre los dos países estaban a punto de resolverse. No, lo que nos muestra este caso es la complejidad de las negociaciones para resolver conflictos. Pero eso no significa que esa negociación haya fracasado. Significa seguramente que se debe seguir preparando una próxima ronda por los equipos negociadores y afinar los aspectos de concesiones mutuas que las partes quieren y pueden darle a su contraparte. Afortunadamente y con realismo ninguna de los dos está proponiendo irse a confrontaciones bélicas, que sin duda tendrían grandes consecuencias.
En la región tenemos un conflicto, el que viven nuestros vecinos venezolanos, en el cual tanto los sectores del chavismo como los de la oposición deben insistir en salidas negociadas. Existe allí un antecedente de unas negociaciones realizadas en República Dominicana y que a juicio de la oposición no produjeron ningún resultado y solo permitieron prolongar la actual situación. El que esa negociación no hubiera dado los frutos no significa que este invalidada como método para solucionar esta situación conflictiva. Se requiere que se corrijan las condiciones que impidieron que dieran fruto en el pasado reciente. Los facilitadores y mediadores deben ser ‘terceros con poder’ para garantizar la seriedad en el proceso negociador y especialmente que se cumpla lo acordado. Se debe acudir a un actor relevante como es Naciones Unidas y un grupo plural de países acompañantes que permitan ir hacia unas elecciones que sean garantía para todas las Fuerzas y que además permita revisar de manera concertada aspectos de la Constitución que garanticen reglas de juego estables e imparciales para todos. Nadie dice que es una salida fácil, pero si menos costosa que una indeseable confrontación militar que tendría imprevistas consecuencias.
En lo local, tenemos el desafío de resolver el conflicto con el ELN. Toda negociación está acompañada de una mezcla de zanahoria y garrote. Sin dejar de usar la capacidad militar y policial del Estado, se debe seguir explorando y construyendo las posibilidades para que a mediano plazo, ojalá a corto plazo, se puedan retomar conversaciones con esa guerrilla, bajo nuevas condiciones y con la certeza que esas conversaciones deben llevar a la terminación de la confrontación militar y la conversión de la misma, previa dejacion de sus armas, en un actor dentro de la democracia.
En los tres casos, por ahora son sueños o simples posibilidades, pero en todos deben persistir, con la certeza que a mediano plazo darán resultados.