Leí con interés la entrevista que la señora Ministra de Minas y Energía concedió a Yamid Amat en El Tiempo, por tratarse de la columna de Yamid, de una funcionaria de muchos kilates y de unos aspectos que son superiores en el momento actual de nuestra economía y desarrollo.
Todos los temas tratados son de gran interés nacional, como el del fracking que por su importancia merece capítulo aparte, y entre ellos me llamó poderosamente la atención el de regalías, que tendrá a disposición del Estado 30 billones de pesos el año entrante, 19 billones del presupuesto, 3 billones que se le adicionarán por mayores precios internacionales y 8 billones sin ejecutar en cuentas de ahorro. “Entonces –dijo la Ministra—tenemos 30 billones de pesos disponibles para hacer inversiones en las regiones y para el Fondo de Ahorro y estabilización y las pensiones”.
Continuó la destacada funcionaria: “El problema no es falta de dinero, el sector produce una enorme cantidad de recursos. El reto es que estos recursos se conviertan rápidamente en obras que tengan trascendencia para las regiones”. Hasta ahí solo son buenas noticias. Habrá mucho más dinero y el gobierno tiene la sana preocupación de que se invierta bien, con honradez y prontitud, para que la gente tenga grandes satisfacciones.
Lo que resulta curioso es saber que el gobierno está trabajando con el Congreso Nacional para que las compañías apoyen “en la estructuración y ejecución de proyectos”. Algo parecido a lo de obras por impuestos, que en sano lenguaje quiere decir que el Estado será reemplazado en el manejo de las ragalías, especialmente los departamentos, distritos y Municipios, los que a la luz de claros mandatos constitucionales son los beneficiarios directos de los dineros que se generan por la explotación de recursos naturales no renovables.
En adelante las compañías petroleras podrían estructurar y ejecutar proyectos en las regiones. ¡Cómo les parece, Gobernadores y Alcaldes! Ellas si van a cumplir, honradamente, y la privatización del Estado se seguirá dando bajo el argumento de la corrupción y la ineficacia de los entes del Estado. Por desgracia eso es cierto pero solo en algunos sectores y regiones, siendo verdad que en la empresa privada hay corrupción e incumplimientos, como en la ruta del sol, el rio Magdalena, Odebrecht y hasta en la principal y querida empresa colombiana, en gran parte estatal, Ecopetrol. Recordemos a Reficar, y los que no saben pregunten que pasa con el incumplimiento de la construcción de la Gran Vía Yuma, en el Magdalena Medio.
Los gobiernos piensan bien pero averiguan mal. Hay buenos Gobernadores, hay buenos Alcaldes, y no pueden medir a todos con el cartabón de los incumplidos o corruptos. Los Congresistas también deben abrir los ojos, no sea que vuelva a pasar lo mismo que con la reforma del sistema de regalías. Bastante se les dijo pero no escucharon y ahora nadie quiere que haya exploración o explotación minera o petrolera en sus territorios. ¡Imagínense ahora el tema del fracking!