El Centro Democrático ya no volverá trizas el Acuerdo entre el gobierno del Presidente Santos y las Farc. Fue lo que le dijeron los pre-candidatos presidenciales a la revista Semana cuando se interrogaron sobre el tema, tan comentado públicamente en las semanas anteriores. En esta ocasión fueron frases de candidatos y esa condición, quiérase que no, imprime tranquilidad, mesura y responsabilidad.
Para el doctor Rafael Nieto el Acuerdo es espurio, pero prefiere ver a los guerrilleros en la democracia que en el monte matando gente; el doctor Iván Duque no volverá el Acuerdo “ni trizas, ni risas” pero propugnará porque se respete la institucionalidad; el doctor Carlos Holmes Trujillo escogerá lo bueno y rechazará lo malo; para la doctora Paloma Valencia el Acuerdo tiene cosas buenas pero estará contra todas las malas, como la impunidad para los criminales.
Me gustó conocer estas respuestas, aun cuando soy defensor a ultranza del Acuerdo y de los esfuerzos por la paz y la convivencia. Me gustó porque no estamos para posiciones extremas: “Lo toma o lo deja”, “quien no está conmigo está contra mí”, “todo o nada”, “patria o muerte”, “negro o blanco”, son actitudes que no dan espacio al diálogo, ni permiten acuerdos, ni posibilitan la argumentación. Es la posición de tierra arrasada, de no tomar prisioneros, de a sangre y fuego, que en las guerras produjeron tan desastrosas consecuencias. Por eso han sido tan graves los daños que la violencia ha ocasionado a la nación en los 200 años de independencia.
Ahora hay que tener mucho cuidado. Se ha logrado un Acuerdo con las Farc, algo impensable hace 5 años, y al país le corresponde implementarlo y defenderlo. Las Farc ya no son las de antes, su gente se desmovilizó y está en trance de incorporarse plenamente a la democracia, previo a lo cual entregaron las armas, se desarmaron, actitud positiva que reconocen hasta los más recalcitrantes enemigos del proceso de paz. No se puede dar marcha atrás, ni de parte del gobierno ni de las Farc ni de la ciudadanía.
Hay que actuar políticamente. Aun cuando ya no van a hacer trizas el Acuerdo, los demócratas no podemos esperar tranquilamente a que de pronto gane el candidato uribista-pastranista. Conversando, definiendo estrategias políticas y electorales, estableciendo magníficas propuestas, acordando procedimientos democráticos, los amigos de la paz, aún más allá del Acuerdo, debemos establecer puntos de convergencia y propósitos comunes que nos permitan enfrentar con éxito esa preocupante posibilidad.
En pocas semanas Centro Democrático definirá el candidato. Por esos lados rondan la doctora Marta Lucía Ramírez y el doctor Alejandro Ordóñez. Sectores conservadores apoyarán la fórmula que de ellos salga y conjeturas hay de que por Cambio Radical suena esa clase de coaliciones. ¿Qué va a pasar en los predios de la paz, la democracia y las reformas?
Esperar a ver qué pasa, puede ser el suicidio colectivo. No dejar todo para el último momento es una buena fórmula, que debieran atender los jefes de los Partidos progresistas.