Aunque han pasado tres décadas de la masacre de Joyali, el dolor en los corazones azerbaiyanos se acrecienta con el tiempo.
La impunidad de los culpables, justificando con cinismo, el innegable asesinato de inocentes ¡indefensos! caídos por las despiadadas balas de soldados armenios apoyados por uniformados soviéticos, manchó de negro a la humanidad.
Inolvidable tiene que ser para el mundo aquellos asesinatos masivos en Azerbaiyán, a finales de febrero del 1992.
Tras desintegrarse la otrora Unión Soviética, URSS, los armenios –oportunistas- trataron de apoderarse ¡robarse! la azerbaiyana ciudad Joyali.
Los soldados armenios, a sangre y fuego, hicieron una cruel limpieza étnica para sacar a los azerbaiyanos de sus territorios ¡de siempre!
Acontecía la primera guerra desatada por Armenia contra Azerbaiyán, conflagración muy intensa que ocurrió en el Karabaj azerbaiyano.
Allí, entre el 25 y 26 de febrero del 92, soldados armenios apoyados por el regimiento 366 de la infantería motorizada del ejército soviético, asediaron a la pequeña ciudad Joyali donde vivían unos 7000 azerbaiyanos ¡pacíficos!
Los armenios intensificaron sus ataques durante la noche el 25 de febrero de 1992, pues lo de Joyali fue una limpieza étnica relámpago por lo rápido que ocurrieron esos fatídicos hechos.
Mataron 613 personas –106 mujeres, 70 adultos mayores, 63 niños- en una masacre que dejó 487 heridos de mucha gravedad.
Las fuerzas armenias hicieron prisioneros a 1275 personas; de las cuales, hoy, treinta años después, todavía no se sabe del paradero de 150 inocentes.
Los ocupantes armenios, quienes asesinaron a civiles y torturaron rehenes, cometieron una de las masacres más sangrientas ¡y crueles! de todos los siglos.
Abundan testimonios, desgarrantes, de azerbaiyanos que sobrevivieron a emboscadas en los bosques donde perdieron a padres, hermanos, abuelos, tíos, primos, asesinados por el ensañamiento brutal de los soldados armenios.
Durante años los armenios han negado este genocidio sufrido por los azerbaiyanos, mintiendo ¡descaradamente! y peor aún con ¡cinismo! pretendiendo engañar al mundo, con el cuento de que soldados azerís se escudaron en civiles para salir de Joyali a través de un dizque corredor pactado y que por eso dispararon contra la gente; sin sonrojarse mienten así.
La verdad es una y la han contado quienes pudieron sobrevivir al cautiverio a que fueron sometidos por las tropas armenias, donde fueron torturados durante 8 días, hasta que lograron ser liberados mediante ulteriores intercambios de prisioneros.
¡Y dónde están los desaparecidos! La mayoría jóvenes, de entre 18 y 25 años.
Peor aún: se sabe de sobrevivientes, traumatizados, que al no lograr rearmar sus vidas, agobiados por la frustración de no poder hacer duelos, no soportaron tanto dolor y acabaron suicidándose.
Indigna ver que tras tantas víctimas y sufrimientos, los armenios todavía sigan queriendo lavarse las manos… La masacre de Joyali ¡genocidio! es imborrable.
Lo ocurrido en Joyali fue una grave violación del Convenio de Ginebra de 1949; la Convención de las Naciones Unidas sobre la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; y la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes.
Ya el Tribunal Europeo de Derechos Humanos sentenció -el 22 de abril de 2010- que los hechos sucedidos en Joyali son crímenes de guerra de lesa humanidad.
Cada vez son más los países que han adoptado resoluciones donde califican como genocidio lo sucedido en Joyali. Es que fue una indiscutible masacre ¡y de las peores!
Como ciudadano del mundo le pido a la comunidad internacional que exijan ¡más! para que paguen los perpetradores de esos asesinatos masivos y desapariciones forzadas hechas por los despiadados soldados armenios.
Solidaridad con las almas víctimas del doloroso genocidio de Joyalí.