COLOMBIA UMANA

Opinión Por

El anuncio del inicio del tránsito del senador Armando Benedetti desde el “inexistente” centro ideológico hacia uno de los polos del espectro político, que magistralmente identificó con el senador Gustavo Francisco Petro, pinta para ser uno de los anuncios menos esperados y más controversiales de este particular año de pandemia.

El senador Benedetti, otrora defensor del uribismo, otrora defensor del santismo, ahora, frente a la polarización política con la que el partido de Gobierno ha enlodado a la sociedad colombiana, el jueves 19 de noviembre anunció que, ante ese señalamiento continuo y luego de renunciar a su partido político, el cual hace parte de la coalición de gobierno, se iría hacia la Colombia Humana, el amalgamado proyecto político del senador Petro y que torpe, aunque magistralmente, ese partido cataloga como el extremo castrochavista y neocomunista del país.

Por supuesto, dicho anuncio de irse con Petro, no habría de pasar inadvertido y ha causado un verdadero revuelo en redes sociales.

Mientras para algunos, dicho acto es catalogado como una audacia del senador, al escuchar “el clamor del pueblo”, aquel que exige un cambio verdadero ante lo que significa un gobierno de la derecha y que se siente identificado con Petro, para otros, sobre todo para las bases de la Colombia Humana, ese giro en u, como algunos medios han llamado en socarrona referencia a la renuncia del senador al que fuera su Partido, el Partido de la U, ha significado que la Colombia Humana se vuelva un movimiento politiquero, un movimiento electorero.

Para esas bases, ha surgido entonces la “#ColombiaUmana”, así, sin hache.

Pero más allá de los análisis a favor o en contra, más allá de que los fanáticos de todos los lados del espectro político hagan sus juicios de valor sobre la decisión del senador, hay algo que merece toda la atención y es la recomposición de las fuerzas, un acto un tanto prematuro de cara a 2022 y el llamado a abandonar algunos preconceptos con respecto a los bloques que se enfrentaran en dicho año.

Sin lugar a dudas, Colombia requiere en su país político, quitarse de encima la hipocresía de los intereses particulares de sus líderes; la haraganería de querer vivir como príncipes, ganándose 40 veces lo que la mayoría de los colombianos que subsisten con lo que llaman el salario mínimo y el hiperbólico discurso que tienen los polos del espectro con el que a cada rato nos quieren esclavizar.

Colombia, su país nacional, exige en estos tiempos de incertidumbre, muerte y frustración, unidad de criterios para facilitar la construcción de puentes entre los sectores afines y contrarios al partido de Gobierno; urentes, (no urgentes) acciones que movilicen el apasionado corazón del colombiano y unanimidad en las formas de actuar frente al futuro que construimos en el día a día.

Si.

No es tan malo después de todo que exista una #ColombiaUmana, ya que unir es lo que se requiere para combatir los embates de la oscuridad que nos acecha, ya que la unión entre afines es lo que se necesita para luchar contra los retardatarios en este, el país más desigual del continente.

Zootecnista Universidad Nacional de Colombia, Candidato a Magíster en Producción Animal de la Universidad Nacional. Coordinador Nacional para asuntos de Paz de la Organización Nacional de Juventudes Liberales 2014-2018.