DESPUES DE LA TEMPESTAD…LA CALMA

Opinión Por

El fallo de la Corte  Constitucional originó una tempestad  en el bastante enrarecido ambiente político colombiano. Se consideró un gesto poco generoso con la Paz de Colombia, que    trata de dejar atrás la lacra  de esta  guerra fratricida  que desde  hace 53 años  viene azotando  al país, que como epidemia pegó en los colombianos y no nos ha  dejado respirar desde los fatídicos momentos en que las balas asesinadas cortaron el aliento vital de un líder esperanzador para  la nación, como lo fue Jorge Eliecer Gaitán.  

Hay que reconocer que el Presidente Santos entendió el mensaje cifrado y peligroso que desde las toldas Uribistas le enviaban con rigurosa claridad, y procedió como el estadista que es, respaldado por las fuerzas políticas mayoritarias del Congreso para asumir personalmente, la serena conducción de las bancadas parlamentarias, que le permitieran de una vez por todas, salvar  los Acuerdos de Paz  con las Farc Ep  y despejar el complejo camino que trataban de torpedear.

Y así fue, después de  días inciertos y peligrosos, el país  comenzó a ver  la implantación de una cadena de decretos presidenciales producto del uso de  las facultades extraordinarias del Presidente  Santos, concedidas por el Fast  Track, ad portas de vencerse. En franca etapa contrarreloj y en continuo diálogo con la dirigencia de las Farc, el gobierno logró expedir los  decretos con fuerza de ley que le permitía hacer efectivo los acuerdos que había suscrito con la guerrilla de las Farc.

Por otro lado las Farc se han comprometido a dejar las armas antes del 20  de junio, llegándose a un acuerdo de prolongar por 20 días más el proceso de “dejación” y para esta fecha deben haberse concretado las amnistías para los guerrilleros sin procesos por delitos graves y el levantamiento de las ordenes de captura o la libertad condicional para quienes no han obtenido la amnistía o tienen delitos graves y por lo tanto, les corresponde esperar que la (JEP) Jurisdicción Especial para la Paz inicie en firme sus actividades y compromisos.  

De la cascada de decretos presidenciales que vieron la luz en estos días  y aplacaron la fuerza de la tormenta, quiero resaltar los que me parecen  de  mayor incidencia e impacto para la Paz.

El tema de la tierra, indiscutiblemente,  siempre nos ha preocupado,  necesario y vital para los campesinos. Por ello es plausible la decisión del Presidente Santos por crear  a través de decreto un fondo especial de tierra que permitirá distribuir 3.000.000  hectáreas entre 800.000 familias, que hoy no tienen parcelas, ni forma de lograr producir su sostenimiento alimentario, por este camino se formaliza la tenencia de la tierra y el acceso a este recurso para quienes la quieren trabajar. La normativa establece los beneficiarios de la reforma agraria, un sistema de registro de los beneficiarios priorizados de  acuerdo con sus necesidades.  El Fondo Nacional de Tierras lo componen: Terrenos baldíos,  otros que han sido obtenidos por el Estado en la aplicación de la norma de extinción de dominio,  además de  predios en buenas condiciones que puedan ser negociados y comprados por el Estado colombiano.

Por otro lado, el Ministerio de Agricultura creará también un plan nacional para la construcción y mejoramiento de vivienda social rural,  subsidios que priorizan a la población en pobreza extrema, las víctimas del conflicto, es la formas  de ir creando condiciones que dignifican a la olvidada población campesina.

Estos son, algunos de los decretos presidenciales que buscan  aliviar las duras condiciones de amplios  sectores  nacionales que se encuentran en las líneas de la pobreza. Esperamos que los colombianos que se han aferrado a una posición intransigente y sectaria frente a los esfuerzos de Paz, mediten y comprendan el gran significado que para la vida presente y futura de la nación esto representa. El compromiso es que todas y todos vivamos en un país en Paz y con franco compromiso por el mejoramiento y la justicia social. Por esto, el refranero popular que es tan sabio siempre ha dicho  que después de la tormenta viene… la calma.

NOTA LITERARIA: Mi querido amigo y paisano Norte santandereano Doctor Cesar Eduardo Camargo Ramírez  presentó su novela “Memoria de un olvido”, en la pasada Feria Internacional  del Libro,  en Bogotá. Ella recoge en  sus páginas la vida y la muerte de un personaje mítico, Norte santandereano también, el poeta, escritor y político Eduardo Cote Lamus. Su fatídica muerte, siendo gobernador del Norte  de Santander, a la edad de treinta y seis años, privó a las letras colombianas de quien iba a ser expresión cimera en la literatura. Tuve el placer de conocerlo y  alternar con él, cuando en un gesto que dimensionaba la  grandeza  de su alma, decidió nombrar a mi madre, María  Susana Awad de Ojeda, primera mujer Alcalde de Ocaña y de Colombia.   Hoy la novela espera a sus nuevos lectores en las librerías  de todo el país. La recomiendo de manera muy especial. Felicitaciones a su dilecto escritor.

Presidente del Comité Permanente de defensa de los DD.HH. Fue Embajador de Colombia en Europa. Trabajó en el Programa de Paz de la Universidad Pedagógica de Colombia, y es un reconocido defensor de Derechos Humanos.