Los liberales que formamos parte del Partido Liberal tenemos candidato propio, escogido en consulta popular a finales del año pasado, cuando en una emulación sana, tranquila y de buena fe se enfrentaron en las urnas los exministros Humberto de la Calle y Juan Fernando Cristo. Ganó De La Calle y Cristo y sus seguidores apoyamos al triunfador, quien desde entonces es el candidato rojo a la Presidencia de la República.
No se trata de un candidato cualquiera. De La Calle es abogado y aprestigiado litigante, fue Magistrado de la Honorable Corte Suprema de Justicia, cumplió una ponderada labor como Registrador Nacional del Estado Civil, ha ocupado dos veces la Cartera del Interior, tuvo éxitos cuando se desempeñó como Embajador ante la OEA en cuya condición fue protagonista de la aprobación de la Carta Interamericana, se desempeñó como Vicepresidente de la República y, en general, ha cumplido sobresaliente labor en las causas del Estado. Tiene experiencia en estos delicados menesteres, como nadie.
El candidato del Partido Liberal ha sido protagonista de primera línea en los dos acontecimientos más importantes de Colombia en los últimos sesenta años. Como Ministro del Interior del Presidente Gaviria colaboró en la construcción de la Constitución de 1.991, notable labor que llevó al ex Presidente López Michelsen a expresar la noche en la que se expidió la Carta: “Ha nacido una nueva estrella en el firmamento político del País”. Fue también brillante negociador en los Acuerdos de Paz con la entonces guerrilla de la Farc, lo que puso fin a una guerra cruel que duró más de medio siglo.
De La Calle se unió con la reconocida candidata de izquierda democrática Clara López Obregón, mujer de grandes méritos y excelente trayectoria pública, exsecretaria económica de la Presidencia de la República, Asesora de la Constituyente, Parlamentaria, Catedrática, insigne luchadora por los derechos de la mujer y de los irredentos.
De La Calle no solo representa a los liberales del Partido Liberal y a la cauda que comanda la doctora López. Como ama la libertad, respeta a todos los partidos y a las distintas creencias religiosas y es un luchador por la convivencia y el respeto a los Derechos Humanos, representa también a todos los demócratas del País, a los que siguen batallando por una paz general, a los que han sufrido vejámenes y arbitrariedades, a la juventud que busca destinos justos y seguros, a la academia, a quienes desean que el gobierno nacional sea entregado a un hombre ecuánime, justo, honrado, alejado de desórdenes, odios, triquiñuelas y bajezas.
Dice la gente en su sabiduría que a Humberto de la Calle si le cabe el País en la cabeza. Es verdad. De La Calle vive el justo reposo del guerrero, tiene la sabiduría de la experiencia y su alma, sosegada y tranquila, es la ideal para alejar a Colombia de la maldad, de la violencia, de la virulencia que se ha apoderado de tantos corazones. ¡Es el candidato ideal!