Nos causa profundo malestar que el gobierno del presidente Duque haya decidido, sin medir las fatales consecuencias, aprobar nuevamente la utilización del químico Glifosato, como el medio para fumigar los cultivos de la planta de coca, sin calcular las desastrosas consecuencias que sobre el medio ambiente, las aguas de los ríos y los lagos, los bosques, los animales, los cultivos de pancoger de los campesinos, tendrá este veneno, donde varias universidades del mundo han demostrado ser una substancia carcinogénica, es decir inductora de procesos cancerígenos en humanos y en animales.
Se necesita tener un alma torcida para que en medio de esta pandemia de Covid 19 tan agresiva, que mantiene acorralada a la población colombiana, el presidente solo encuentre un camino para liberarnos de los cultivos de coca y este camino sea el del envenenamiento de todo el medio ambiente donde se encuentran estas plantaciones. La que primero va a sufrir graves consecuencia es la familia campesina, desprotegida como se haya y ahora le tocará sufrir viendo como desde los aviones de la policía nacional llueven sobre sus campos y cultivos, animales, aves de corral, ganado vacuno etc., toneladas de glifosato que harán infértiles sus terrenos y venenosas sus aguas.
No hay la menor duda que el Glifosato es causa directa de muerte y de múltiples enfermedades en la especie humana y en los animales. Su acción asesina sobre los polinizadores como las abejas es trágicamente demoledor. En los campos fumigados con el Glifosato mueren todas las abejas, avispas, chupaflores y gorriones. Se establece una verdadera mortandad. Recordemos que las abejas y otros polinizadores son fundamentales para la nutrición y la seguridad alimentaria de los seres humanos, además del mantenimiento de la biodiversidad y los ecosistemas.
Que contradicción tan grande arrastra este gobierno. En el día Mundial de la Tierra abril 22, es precisamente cuando que se está difundiendo el decreto que autoriza las fumigaciones con Glifosato. En esta cínica forma se ayuda a la degradación de nuestro Planeta Azul hoy mortalmente agredido por toda esta política que genera el capitalismo salvaje, de talas de bosques, utilización de mercuriales y cianuro, venenos mortales, para la extracción del oro y el envenenamiento del medio ambiente con el Glifosato por decreto presidencial.
No podemos permitir como sociedad civilizada que pretendemos ser, regresar al uso de fumigaciones con Glifosato que ya se habían suspendido desde el año de 2015 y que gracias al trabajo de denuncia de grupos ambientalistas y organizaciones sociales habíamos hecho retroceder.
Debemos proclamar a todos los vientos que el uso del Glifosato es una preocupación vital en la lucha por los Derechos Humanos ((DD. HH) y la salud pública de todos los hombres y mujeres que habitan a Colombia, en especial sus niños y jóvenes con quienes tenemos un compromiso sagrado de velar por su educación y su salud.
Preguntamos ¿Dónde quedaron las otras formas de lucha contra los cultivos de coca como la que se había pactado con los campesinos de lograr una sustitución voluntaria para superar este flagelo? Es hora que el gobierno se acostumbre a escuchar a la comunidad internacional y nacional, a la academia de ciencias, a las universidades, a las organizaciones sociales que son el corazón genuino y autentico de toda sociedad humana.
Las fumigaciones con Glifosato van ha empeorar la seguridad en el campo y la van agravar, olvidando tareas importantes como el impulso que requieren las economías rurales, avanzar con la política de sustitución de cultivos y algo fundamental: Evitar los enfrentamientos con los campesinos cultivadores.
Una última recomendación: Cuando la ONU nos pide: “RESTAURAR NUESTRA TIERRA” Es hora de trabajar por la madre naturaleza y no Envenenarla, como pretende hacerlo Duque.