En Perú se cocina una idea macabra por la derecha que perdió las elecciones presidenciales: (a) dividir a la nueva izquierda que renace por la pluralidad y la unidad de los oprimidos; (b) desaparecer del radar político al pensamiento crítico del indoandinocampesino en los próximos años, en corto, mediano y largo plazo.
Tomando de ejemplo las elecciones presidenciales 2021, el sentido de la «no» crítica a la corrupción se dejó ver muy reflejada en los datos del Organismo Nacional de Procesos electorales ONPE ( 2021) donde de los 25,287,954 electores hábiles, el voto estuvo dividido en dos cuadros (a) la corrupción del neo fujimorismo, liderado por Keiko Fujimori; y (b) la mudanza política del indoandinocampesino dibujado en la estampa de la nueva izquierda que busca probar otros rumbos que no sean los del neoliberalismo, y una nueva constitución representada por Pedro Castillo de Perú Libre.
Se lee y se escucha en primeras planas de noticieros y periódicos, la corrupción por aquí, es esto, o esto ocasiona. De igual modo se lee al pueblo en sus manifestaciones y escritas «no» a la corrupción por esto, o aquello. y así sucesivamente las denuncias a la corrupción son innúmeras en cada época, de tiempo en tiempo.
Sin caer en el «yo creo ingenuo», una gran mayoría que respaldo a Keiko Fujimori estarían dentro de eso que aquí le denominamos elector en alevosía con la corrupción; el segundo grupo es el captado por el miedo o el terror de los cambios; y el tercero que son la cabeza son los conformistas colonialistas o los que se creen dueños del Perú y representan a los intereses del extranjero.
Cuanto, al voto de Perú Libre, se puede decir está el voto del pueblo indoandinocampesino en su gran mayoría ubicando aquí todas las sangres que buscan justicia, y que se escuche sus voces negadas por siglos.
Desde los escándalos de corrupción entre Fujimori (1990-2000) y Montesinos, presos a 25 años por delitos de ilesa humanidad; O el caso de Odebrecht que involucro a políticos, jueces y fiscales, y que junto a la ayuda de los medios de comunicación hoy se influye para captar la atención de lo subjetivo, y así afirmar la moral carismática de la población para convertirla en una especie de elector zombis, donde para ellos el borrón y cuenta nueva es aceptable. Prosiguiendo, este tipo de militante en gran parte saben y reconocen que darían su voto a los amos de la corrupción, y que esta escuela de fabricar corruptos en el país sirvió de ejemplo para la frase popular “roba, pero has obras». Gonzales Prada un día dijo el comer y callar puede más, en un pueblo que es visto como acémila de carga.
El voto a Keiko se expresa como un voto del miedo a la mudanza, al cambio, reside el conformismo. La moral de la dominación se visibiliza sin mascara alguna, tanto por parte de sus líderes que la componen, y por los militantes que dicen defender su voto, lo cual no están errados. Pero hasta qué punto esta población sabrá que se está siendo manipulada para defender el estatus quo de una clase dominante peligrosa enraizada en la política nacional, que antes de dar soluciones oprime, aliena y hace dependiente y más mansa a la reflexión sociológica del elector, y que lo culminaría bloqueando para buscar otro Perú.
Existiría un aprovechamiento por parte de quienes hacen política en general para sacar provecho al extractivismo cognitivo usado en la ingenuidad sobre la población, siendo un modus operandi habitual entre derechas e izquierdas; en eso no debe existir duda alguna o discrepancia.
Por eso vale la pena poner en debate que a la corrupción la alimentamos y la revivimos gustemos aceptar o no todos, (as, es) directamente o indirectamente, en poca medida, y grande medida, y en los excesos con alevosía que es lo más triste de creer.
La derecha se empieza a mostrar cual zorro detrás de una oveja, y que junto a otros frentes de comunicación seguirían en la idea central buscar dividir a el surgimiento de la nueva izquierda provinciana. El sabotaje ya tiene nombre se llama Vladimir Cerrón líder (la justificativa para los ataques son los juicios pendientes por corrupción del que se le acusa) del partido político Perú Libre, gusten o no los críticos, pero este actor uso sus medios para buscar poner en andamiento al proyecto de unidad socialista, del cual hoy es figura Castillo.
El reto de estos tiempos de pandemia y política, será analizar los comportamientos no solo de la clase dominante, más también del que hace de oprimido.
¿O seguimos en el camino reiniciado con la pinta prometedora del nuevo socialismo peruano, o caminamos unos cuantos pasos y nos cansamos, y de nuevo nos quedamos parados en medio camino? .