ESCUCHAR LA VOZ DEL PASTOR

Opinión Por

Guardo un profundo respeto y admiración por el reverendo padre Francisco de Roux, emblemático sacerdote de la Comunidad Jesuita, desde hace muchos  años. Lo he visto, enseñando con  su  ejemplo la razón profunda de los evangelios cristianos materializados en el amor al prójimo, en el acompañamiento constante frente al drama de la existencia de comunidades campesinas, empobrecidas por la acción nefasta de un modelo de desarrollo económico y social, para el que  poco cuentan estas familias desplazadas por el horror de una guerra fratricida.

En los dramáticos años del enseñoramiento del paramilitarismo en la región del Magdalena Medio y la serranía de San Lucas marchó este apóstol,  con esa fe de misionero, a ponerse al frente de urgentes proyectos  que le permitieran la subsistencia a las comunidades campesinas amenazadas de muerte. Allí le vio los ojos a la muerte, cuando caían a su lado indefensos colaboradores de su misión evangélica y decenas de campesinos víctimas inocentes de las motosierras  de los asesinos.    En el entretanto,  sus fieles y leales compañeros jesuitas del CINEP eran masacrados impunemente y arrinconados en Bogotá,  solo por mantener viva la fe y la esperanza en un futuro con justicia social y  acrisolado comportamiento cristiano para la atribulada sociedad  colombiana.

Me acompaña la íntima convicción de que cuando andaba y  desandaba las calles desoladas del puerto de Barrancabermeja llevando a los humildes y perseguidos su mensaje de esperanza, jamás la posibilidad real de su muerte cruzó por su pensamiento.  Estaba convencido de la fuerza deslumbrante de su mensaje cristiano, tengo la seguridad de que esa fuerza inmanente paralizaba los oscuros planes de los asesinos. No podían contra él. No pueden contra él. La fuerza de su verdad y el proceder cristalino y apostólico de su vida es el escudo que protege al pastor cuando los sicarios intentaron hacerle daño.  

Hoy por fortuna la Paz avanza titilante sobre los caminos de la nación. Todos los días pedimos al Supremo Hacedor, que esta luz no se apague así haya tantos interesados en apagarla para siempre. Y en medio de esta incertidumbre aparece de nuevo la voz autorizada del pastor y es nuestro deber escucharla, difundirla  y seguirla.

En el diario “El Tiempo” de hoy, jueves 20 de abril, en su columna “Paren el fuego. Campesinos y Quito” el padre Francisco de Roux, con la autoridad que emana de su acrisolada  vida, precisa  su postura crítica frente al  Estado y al ELN. “Las comunidades (campesinas) pidieron  al Gobierno que actuara contra “los Gaitanistas” (paramilitares), dueños de máquinas (mineras) y asesinos de campesinos. Pero el Estado, en agresión pasiva, no hizo nada… Hace dos semanas llegaron camiones de Policía y  Ejército, los pobladores pensaron que llegaban por “los  Gaitanistas”(paramilitares).  Pero venían por los líderes campesinos. No actuaron de manera violenta, pero si aparatosa, como si esperaran  reacción armada. Donde Milena Quiroz, saltaron por un techo a las 3 de la mañana. Se metieron en el cuarto donde ella dormía…Rebujaron todo y  se llevaron a Milena a medio vestir. Así, esposaron a 12 líderes en varios pueblos…Las comunidades se sienten triplemente agredidas: por “los Gaitanistas, por el Estado y por el ELN, que continua su guerra.”

Y continua el padre Francisco de Roux: “El contexto es el diálogo entre el Gobierno y el ELN en la confrontación armada, que arrecia de lado y lado. Y para tener la tormenta perfecta, políticos locales, de los grandes partidos que monopolizan al Estado allá, en muchos casos estigmatizan y envidian a los líderes que están realizando los proyectos agroindustriales conseguidos por la Coordinadora Nacional Agraria…….Los pobladores están conversando una carta para enviar a Quito. Para pedir al Eln  y al Gobierno que paren ya las hostilidades de los dos lados. Quieren la vida y el desarrollo humano y participativo en la región, no quieren un día más de guerra del Estado y de guerra del ELN…”

“Del Estado esperan que se ponga en los zapatos de los campesinos que han vivido en medio de la guerra… que detenga a “los Gaitanistas” (paramilitares) y respete a los líderes que tienen hoy la llave de la Paz  y no son el enemigo…  Al ELN le piden que tomen la iniciativa de la Paz. Que se baje del discurso interminable. Le reconocen que un tiempo fue apoyo contra el paramilitarismo, pero hoy esas armas dañan. Le piden que si están al lado del pueblo, corran el riesgo y el coraje de lanzarse al cese del fuego unilateral, para precipitar el cese del fuego bilateral, y mostrar que quieren la vida en la montaña; y para que, una vez dejadas las armas, se unan a las comunidades en la reconstrucción de la región”.

Los colombianos esperamos que estas lucidas reflexiones del padre Francisco de Roux sean escuchadas tanto por el ELN como por el Gobierno Nacional. En el caso del ELN, ya es hora de buscar una salida decorosa a esta contienda fratricida que ha sacrificado a tantas vidas colombianas y ensangrentado la historia de nuestro país en los últimos 50 años. Corresponde al gobierno dentro del contexto de la Paz que con tanto ahínco construye, proteger los líderes campesinos, así como combatir las bandas criminales que viene recomponiéndose en distintas zonas campesinas, lo que algún modo contribuirá en las condiciones para que se puedan dar los últimos pasos para cerrar felizmente el ciclo de dialogo en Quito, consolidando así la Paz en todo el territorio nacional. Es por esto indispensable que escuchemos la voz del pastor espiritual y  desde todos los ámbitos  se pongan en práctica sus recomendaciones!

Presidente del Comité Permanente de defensa de los DD.HH. Fue Embajador de Colombia en Europa. Trabajó en el Programa de Paz de la Universidad Pedagógica de Colombia, y es un reconocido defensor de Derechos Humanos.