Estado social de derecho

Opinión Por

Los colombianos tenemos esa extraña costumbre de no conocer las cosas buenas que poseemos o si las sabemos, las conocemos a medias.  Son muchos los ejemplos para respaldar esta premisa. Uno podría ser que somos el único país de Sur América con dos costas sobre los océanos mas importantes del mundo, y vaya usted a saber si esta verdad, tan grande como una catedral, la conocemos la mayoría de los colombianos.

La otra cosa buena que tenemos y muy positiva es la Constitución Política de 1991. Sería una actitud muy autentica que supiéramos que el artículo 1, reza así: “Colombia es un Estado Social de derecho, organizado en forma de republica unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general”. Que bueno que este artículo 1 de la Constitución lo enseñemos a todo lo largo y ancho de nuestro territorio nacional.

Conocer este principio nos identifica con la teoría de la “división de poderes”, según Montesquieu.   “En cada Estado hay tres clases de poderes: el legislativo que hace las leyes, el ejecutivo que hace la paz o la guerra, es el poder ejecutivo de Estado y el tercero, que castiga los crímenes o decide las contiendas entre los particulares, este es el poder judicial”.

“En el Estado en que un hombre solo, o una sola corporación de próceres, de nobles o del pueblo administrase los tres poderes y tuviese la facultad de hacer las leyes, de ejecutar las resoluciones públicas y de juzgar los crímenes y contiendas de los particulares, todo se perdería enteramente.” (1) Montesquieu, “El espíritu de las leyes”. 1748.   

Basados en estas enseñanzas del filósofo y Enciclopedista francés, nacido en La Bréde, Francia el 18 de enero de 1689, nos decidimos a expresar nuestra inconformidad cuando en el sonado caso penal de Jesús Santrich, escuchamos al señor presidente Duque tomando abierto partido en la condena al acusado que había sido puesto en libertad, precisamente, por la Honorable Corte Constitucional. Una actitud del ejecutivo en abierta oposición al judicial. En este pasaje, el presidente se comportaba como si el Estado fuera él y en este desconcertante comportamiento, el poder ejecutivo trató de atropellar al poder judicial, creando una preocupante ola de desconocimiento jurídico.

En ese complejo momento jurídico, dijimos que sentíamos nostalgia por los expresidentes de antaño como Alberto Lleras Camargo, quienes fueron capaces de enrumbar a la nación por los senderos democráticos, cuando salíamos de la violencia partidista y de la dictadura Rojista, sin lesionar uno solo de nuestros principios jurídicos fundamentales.

Va a quedar muy difícil mantener un Estado Social de Derecho si persisten tantas agresiones que se vienen presentando contra el Estado Social de derecho. A las constantes declaraciones e interpretaciones que hace el presidente al poder judicial, ahora hay que resaltar, con marcada preocupación, la actitud grosera de algunos congresistas, que sin el menor recato y educación han convertido el Congreso Nacional en una verdadera gallera pública,  recordándonos a los colombianos los días nefastos, en que al interior de este sagrado reciento, fueron acribillados a balas dos respetuosos congresistas miembros del partido liberal, en los años 1949 y 1950.

Es conveniente recordar que la separación y el equilibrio entre poderes es fundamental para la vida democrática de la nación y para garantizar los Derechos Humanos, sociales y las libertades individuales.

Pueda ser que nuestros gobernantes muy neófitos en estos asuntos fundamentales de la política… No lo olviden y podamos, hacia el inmediato futuro, bajarles la intensidad a las contradicciones y resolver nuestras profundas dificultades con los mecanismos que consagra la Constitución Política de 1991.

Presidente del Comité Permanente de defensa de los DD.HH. Fue Embajador de Colombia en Europa. Trabajó en el Programa de Paz de la Universidad Pedagógica de Colombia, y es un reconocido defensor de Derechos Humanos.