Marina Pasquali (2020) señala que América Latina y el Caribe poseen una población estimada en 629 millones de habitantes; el lado Sur del Continente contaría con 425 millones de personas e América Central y el Caribe oscila los 77 millones. En los últimos años América Latina ha pasado por un alto grado de instabilidad, social, económico y político, lo que gana mayor visibilidad el último año 2020, con el COVID-19, y el desprendimiento de nuevos hechos sociales y totales. Nos preocupa reflexionar sobre lo que esperar en este cuadro pandémico donde el énfasis prevalece sobre el mercado y la economía en detrimento de las vidas de las personas. Cuando hablamos del 2020, marcado por el (des)orden, pandemia, política y economía. ¿Qué esperar para el año que empieza?
El Instituto Brasilero de Geografía y Estadística (IBGE) estima la población brasileña en 212.303.009 de personas. En relación al COVID-19, en datos del Ministerio de la Salud, en la fecha de ayer (29/11/2020), fueron confirmados 7.563.551 casos y 192.681 personas fallecidas. Lo que llama la atención es la resistencia de las personas en mantener las recomendaciones para el momento pandémico, al mismo tiempo en que se observan una resistencia de las autoridades en organizar flujos de vacunas lo más rápido posible. Llama la atención que la búsqueda por mantener su recaudación hace con que las municipalidades no cierren los bares y otros espacios libres, aun que el gobierno regional tenga hecho un protocolo de seguridad estableciendo fajas de control que tendrían como función orientar cuando las medidas serían más brandas o más severas. Se observó aun disputas políticas entre el gobierno central y los gobiernos regionales relacionadas al origen de la vacuna a ser aplicada en la población. En la ciudad de Rio de Janeiro, fueron cerradas en el último gobierno un conjunto de equipos de salud llamados Unidades de Pronto Atendimiento (UPA) sobre todo en las periferias. Pesar de eso, la vacunación esta garantida para todos los que quieran, sen costos, dado que serán distribuidas por el Sistema Único de la Salud (SUS) después de muchas disputas internas.
En Colombia, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) apunta una población superior a 50 millones de habitantes. El Instituto Nacional de Salud Colombia (INS) relata 1.614.822 de casos confirmados del Covid-19 y cerca de 42.6290 personas muertas hasta la fecha. Desde Simon Bolívar hasta Ivan Duque Marques, un conjunto de insurgencias y reivindicaciones hacen más visibles en el escenario
internacional los problemas de Colombia y muy poco se conoce sobre lo que pasa por el COVID-19 en el país. El gobierno colombiano, por medio del Ministerio de la Salud (Minsalud) reconoce el aumento de la Unidad de Pago por Capitación (UPC) dado que la pandemia amplió los gastos públicos sea por contribución o subsidio. No olvidar que la disputa entre la extrema derecha y la izquierda lleva a una grande fractura social, haciendo con que se recurra al empleo de la fuerza para establecimiento de control y orden interna.
En el Perú, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) apunta una población estimada de 33 millones de personas. Perú recibió su primer caso importado de COVID- 19 el 6 de marzo del 2020, según los informes del Ministerio de Salud (Minsa 2020) y hasta la fecha 1.008.908 casos fueron confirmados con 37.526 muertes registradas. Perú llegará al 2021 con la convocación a elecciones generales para el 11 de abril del 2021 donde se (re)construirá no apenas la presidencia más su congreso que ha pasado por crisis y disoluciones. La democracia peruana no estaría pasando por su mejor memento. La Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE- PERÚ) menciona que hasta la fecha hay 18 partidos políticos en busca del sillón presidencial el 11 de abril.
Conclusión; la pandemia deja evidenciar un modelo de desarrollo, el capitalismo, que ya no se sustenta de ninguna forma. En los países citados, la Salud se muestra claudica y con una severa grieta a ser tenida en cuenta, en estos países periféricos. Las políticas públicas desde arriba para abajo no funcionan, hay que tener centralidad en las personas. Desde lo económico, la manutención de la recaudación y captación llevan a toma de decisiones equivocadas y en la precarización del medio ambiente y la naturaleza responde. La profundización del neoliberalismo en la región ha traído disrupciones que se traducen en desordenes. Observamos el descontrol de los entes estatales, y el uso de la fuerza como estrategia para manutención del control y la orden en países que, más allá de su dimensión, son periféricos. La búsqueda por ampliación del crecimiento económico orienta la conducción de las políticas públicas y hace visible en el contexto pandémico, el grado de precariedad y abandono de las poblaciones, sobre todo las más vulnerables.