167 años después de su fundación, Girardot necesita tres elementos esenciales para afrontar la segunda década del siglo XXI: fortalecer la garantía de derechos humanos, aumentar la eficiencia de la gestión pública y generar acuerdos entre todos los sectores sociales, políticos y económicos que logren revitalizar a la Ciudad de las Acacias.
En cuanto a derechos humanos, Girardot tiene mucho por construir.
El derecho a la salud, la educación y el trabajo, tres derechos humanos básicos y fundamentales para la vida digna, aun cuando son atendidos, difieren mucho de una atención de calidad.
En Girardot existe una red de prestadores de servicios de salud que incluye un hospital de tercer nivel, puestos de salud, clínicas privadas y consultorios particulares, pero a las personas les programan operaciones en Ibagué, radiografías en Soacha y lavados de oído en Bogotá.
En Girardot existen colegios públicos y privados, universidades, instituciones técnicas y tecnológicas de calidad, pero la escasez de empleo no permite que las familias puedan proporcionarles a sus jóvenes lo necesario para estudiar y los que lo logran, deben marcharse a otras ciudades ya que el empleo formal y bien remunerado es escaso en la ciudad. Se forman buenos profesionales, para ir a ejercer en otros lugares.
Pareciera que la gran ciudadela estuviera condenada al fracaso, y con ella, todos sus buenos hijos, gracias a las ineptas políticas municipales que no fomentan el empleo formal, ni la creación de nuevas empresas, ni el establecimiento de industrias que impulsen la economía regional, incluso, ni el producto estrella de la economía girardoteña, el turismo, es bien hecho ni planificado, ya que ni política pública con presupuesto específico, acciones o programas existe.
Girardot necesita mejorar su modelo de gestión pública, sanear sus deudas y dedicarse a buscar fuentes estables de empleo, aprovechando de nuevo, su privilegiada geografía.
Girardot puede llegar a ser un ejemplo de administración pública, sobre todo ahora que en el Congreso de la República se empieza a debatir el Acto Legislativo por el cual se constituiría como Distrito Turístico y Cultural.
Pero para poder ser todo eso, en Girardot se necesita con urgencia fortalecer el dialogo social que permite conocer de primera mano las necesidades de todos los sectores para que el Plan de Desarrollo verdaderamente sea un plan inclusivo, acordado por todas y todos.
Girardot necesita tener acuerdos sectoriales, barriales, comunales, con enfoque de derechos.
Por ello, creo firmemente que se hace necesario respaldar el programa de Gobierno de José Francisco Lozano, el cual promete atender esos tres aspectos que necesita la sociedad girardoteña.
Claro, me dirán que creer en promesas de políticos es de idiotas, pero, si hay personas que creen que lo que dice el tarot es cierto, ¿por qué no creer en lo que dice una persona que lo único que tiene como prenda de garantía es su hoja de vida y su palabra?
La invitación entonces para el domingo 27 es, respaldar a José Francisco Lozano a la Alcaldía de Girardot.