Ya pasó una semana después de la jornada electoral del 11 de marzo, y esta, claro, nos dejó muchas enseñanzas pero -sobre todo- ganas de trabajar. Sin duda, como un evento positivo podemos contar los políticos ‘tradicionales’ que se quedaron en el tintero, producto muy seguramente del hastío que siente la ciudadanía por la política hecha a la manera antigua, sin ideas, con tamales y con argumentos pasionales (si es que estos pueden ser considerados argumentos) que solo exacerban la polarización.
Como evento negativo podemos contar lo que pasó con el Partido Liberal en Bogotá, que tras pronosticar la posibilidad de quedar -incluso- con cuatro curules en la Cámara de Representantes, obtuvo solo una; lo cual demuestra que los electores están decepcionados y que es necesario buscar nuevos rumbos.
Y esto, pese a que la abstención disminuyó. Según un análisis de El Espectador, a pesar de que este año aumentó el número de votantes, en comparación con las elecciones de 2014, más de la mitad del país (53%) no salió a votar para el Congreso y para las consultas interpartidistas. De nuevo la gente nos invita a pensar en cómo vamos a transformar este estado actual de cosas.
Sin embargo, el Partido parece inmune a esta realidad. Cualquiera creería que lo que se debe hacer es promover la reflexión y el debate entre los viejos y los jóvenes, entre las figuras clásicas y las nuevas figuras que intentamos mostrarle a las personas que el Liberalismo -más que una institución- es una manera de concebir el país de forma incluyente, equitativa y equilibrada.
Bastaría con abrir el espacio para que entre todos construyamos un Liberalismo diferente, un Liberalismo con espíritu en el que la ciudadanía pueda verse representada. Pero no, dicho diálogo no ha existido y al parece no va a existir, lo cual nos acerca cada vez más a un punto sin salida.
Aún así vamos a ser positivos. Nuestro trasegar por este camino de elecciones nos permitió hacer varias lecturas, entre estas, que hicimos política como hay que hacerla: con ideas, argumentos y trabajo. Eso nos da tranquilidad. Quién obtuvo la única curul del Partido a la Cámara de Representantes por Bogotá tenía una campaña millonaria, nosotros llegamos al corazón de los ciudadanos y generamos esperanza con muchos menos recursos. Por eso creemos que debemos seguir trabajando, para que la creatividad y la Bioriginalidad sean un camino de equilibrio para Colombia.
Con el 99.25% del total de votos escrutados el pasado 11 de marzo nuestra votación era de 4.309 votos, y ya estábamos felices, porque habíamos logrado que más de 4.000 ciudadanos -en tiempos donde la política genera asco y el Partido Liberal está tan desprestigiado- creyeran en nuestras ideas y en la transparencia de poder mirarlos a los ojos para despertar la confianza y sembrar la idea de que sí es posible crear un Nuevo Tiempo.
El camino apenas comienza, sobre todo cuando demostramos que nos es la plata la que construye el camino, sino la fuerza de la imaginación. Estoy convencido de que cuando la política te trae amigos en vez de enemigos, creatividad en vez dogmas, admiración en vez de desprecio y esperanza en vez de desilusión es porque se están haciendo las cosas bien.
Así que mientras el país se polariza nosotros preferimos pensar en las soluciones. Hay que fortalecer la creatividad en Colombia, agremiando a los pequeños y medianos sectores de la economía creativa con el fin de que puedan hacer sinergia. Hay que trabajar con los recicladores para dignificarlos y darle valor agregado a su esfuerzo de clasificar los residuos, desde el diseño y el conocimiento. Hay que crear un marco de protección social para nuestros artistas, porque ellos también merecen vivir bien. Hay que promover la agricultura urbana para que los ciudadanos se alimenten bien y preserven las semillas nativas. Hay que recuperar la calidad del aire de Bogotá. Hay que volver el agua un derecho fundamental. Y hay que hacer una revolución cultural. En definitiva, ¡hay mucho por hacer y nos toca a nosotros!
PD: De La Calle, Fajardo, Petro, ¡Únanse!