Hasta siempre, compañero Serpa

Opinión Por

Ha partido nuestro glorioso capitán. El capitán de la amistad, la solidaridad y el cariño. El que nos enseñó el amor por las causas sublimes de los humildes y olvidados de la tierra. El que no permitió que jamás el odio se empozara en su corazón ni en los nuestros. Él, que vino a enseñarnos la risa aun en los más dramáticos momentos, cuando los poderosos le cerraron el camino impidiéndole ser el Presidente de los colombianos. 

Venía de “las bravas tierras de Santander”, de las orillas culebreadas del Chicamocha.  De un hogar digno y humilde, con un padre recio que lo introdujo por las complejidades del Derecho y una madre tierna, maestra de escuela como Gabriela Mistral, premio Nóbel de literatura, que lo fue llevando por los libros de la escuela y le fue mostrando en las noches de plenilunio el cordaje divino de los astros siderales, mientras su mano santa le descifraba los jeroglíficos de la historia.

De su emblemático colegio Santander de Bucaramanga, aprendió las lecciones de dignidad latinoamericana que ya desde el caribe inmortal esparcía a los cuatro vientos el histórico dirigente cubano, Fidel Castro. Y con líderes estudiantiles de la época recordaban las gestas libertarias de los dirigentes liberales de comienzos de siglo: Benjamín Herrera y Rafael Uribe, cuando todavía estaban frescos los estruendos de los cañones en Palonegro, librando la última esperanza social para los campesinos, con la guerra de Los Mil días. 

La Universidad Nacional le cerró las puertas, pero en cambio la Universidad del Atlántico se las abrió de par en par. Barranquilla lo acogió como madre generosa y le infundió a su carácter el sabor de sus brisas marinas concediéndole el horizonte infinito de sus sueños. De allá llegó a Barrancabermeja que lo hizo su hijo entregándole sus dos amores inolvidables para que lo acompañaran hasta el fin sus días:  A Rosita su inclaudicable y férrea compañera y la política que lo llevó a las más altas responsabilidades de Estado. 

Desde esas tribunas y en una forma incansable le recordó al Liberalismo la visión profética de los románticos luchadores de la guerra de Los mil días: “El liberalismo debe beber en las aguas del socialismo”. No lo escucharon, ni le atendieron su vehemente llamado, ni le facilitaron el innegable puesto de dirección que siempre reclamamos sus leales seguidores. Hoy, un burocratizado partido liberal ausente de sus enseñanzas históricas camina hacia su inoperancia y ausencia del imaginario colectivo que vibró y se movilizó con el “trapo Rojo” como lo denominaba nuestro infatigable maestro.

Hubo dos hechos profundamente significativos en su vida que nos marcó para siempre a sus amigos. La lealtad, un principio que esculpió con delectación de artista.  Cuando las fuerzas derechistas unidas a los intereses del imperio trataron de dar al traste con el gobierno que él había ayudado a construir, el país vio surgir de nuevo el espíritu combativo de Gaitán en sus aguerridas palabras. Y cuando le propusieron en el Congreso de la Republica que el presidente Samper renunciara, les contestó sin tapujos, de frente como santandereano que era. “Que renuncie Samper? MAMOLA.  De allí en adelante esta palabra lo identificó en su lucha contra los poderosos terratenientes y fascistas. Se convirtió en el escudero central del Presidente Samper durante todo su mandato impidiendo su derrocamiento.  Era un amigo y compañero de lucha de principios.

El segundo acontecimiento fue muy duro para sus seguidores.  Estábamos convencidos que las Farc brindarían respaldo a Serpa por su profundo talante social y su compromiso irrenunciable con la Paz. Pero vaya sorpresa nos llevamos, cuando en primera página de El Tiempo, apareció la foto de Manuel Marulanda Vélez “Tirofijo” y el “Mono Jojoy” junto al candidato conservador Andrés Pastrana, “Tirofijo” exhibía un reloj “Rolex”, regalo de Pastrana, que recibió con satisfacción como demostración de la adhesión de las Farc a Andrés Pastrana Arango. 

Recuerdo que con el sociólogo Alfredo Molano, asesores como éramos en la campaña de Serpa, hicimos esfuerzos para evitar esta infortunada adhesión que ayudó a concederle los votos ganadores al candidato conservador Andrés Pastrana.

Este respaldo incauto de las Farc permitiendo el triunfo de la derecha colombiana contra un luchador popular nacido en las entrañas más puras del pueblo colombiano, quedó consignada en la historia de la incoherencia y la ausencia de visión política.

Horacio Serpa sigue vivo. Está y estará presente en nuestros corazones ¡Nos deja un ejemplo imperecedero: Entregar todas las fuerzas a la construcción de un Proyecto de Nación ético, en Paz, armonioso con la naturaleza, con justicia social, ¡solidario y en pleno respeto y vigencia de los Derechos Humanos!

Compañero Serpa, su mano de líder irreductible de nuestro pueblo sigue señalando el camino. Sus palabras nos recuerdan al dirigente popular de todos los tiempos Jorge Eliecer Gaitán, clamando por la Reconstrucción Moral de nuestra Nación. ¡A LA CARGA! Por los humildes y desheredados de Colombia.

¡GLORIA ETERNA A SU MEMORIA, A SUS PRINCIPIOS DEMOCRÁTICOS Y A SU EJEMPLO!

Presidente del Comité Permanente de defensa de los DD.HH. Fue Embajador de Colombia en Europa. Trabajó en el Programa de Paz de la Universidad Pedagógica de Colombia, y es un reconocido defensor de Derechos Humanos.