Guardo un profundo respeto y solidaridad por los pueblos indígenas, no solo de Colombia sino del mundo entero. No podemos aceptar que el capitalismo salvaje, agresivo y mortal, ponga en el ojo de su ataque a las sufridas comunidades indígenas, cuyo único pecado es el de desarrollar unas formas de vida y de cultura que garanticen la supervivencia de todo el contexto biológico y ecológico en este único planeta azul hasta ahora conocido y que llamamos Tierra.
La brutal agresión contra los pueblos indígenas comenzó desde el trágico momento en que a América arribaron las fuerzas invasoras de España, dando inició a la larga masacre indígena que no termina aún. El reconocido escritor Antonio Caballero en su famosa obra “Historia de Colombia y sus oligarquías” refiere así textualmente esta pavorosa situación: “Se calcula que el noventa y cinco por ciento de los pobladores indígenas de América perecieron en los primeros cien años después de la llegada de los invasores encabezados por Cristóbal Colon, reduciéndose de cien millones a solo tres millones, por obra de las matanzas primero y de los malos tratos luego, de las inhumanas condiciones de trabajo impuestas por los nuevos amos y sobre todo, las pestes que trajeron”.
Esta sistemática aniquilación no ha parado, y se ha reactivado peligrosamente en el último año, presentándose múltiples asesinatos y masacres de miembros de las comunidades indígenas sin que medie ninguna reacción clara de defensa por parte del gobierno de Iván Duque. Por esta razón se ha proclamado la Minga Social y Comunitaria por la defensa de la vida, el territorio, la democracia y la Paz.
Su primer planteamiento es: “Por la Vida”. Impactados hemos visto como la mano asesina penetra sigilosamente las comunidades indígenas para producir la muerte en forma de masacres de líderes y sus familiares, sin que la justicia colombiana responda ante este genocidio.
El segundo planteamiento es: El Territorio. Las multinacionales mineras junto con los consorcios económicos están destruyendo los recursos naturales como selvas y bosques, envenenando los ríos, despojándolos del agua cristalina de las montañas, produciendo el desplazamiento criminal de comunidades enteras a las grandes ciudades para que se mueran de hambre, y continuar arrebatándoles sus tierras milenarias, destruyendo su cultura.
El tercer planteamiento: Por la Democracia: La Minga cuestiona al gobierno de Iván Duque por no respetar el ordenamiento jurídico de la nación y pretender desviar las decisiones centrales de la Corte Suprema de Justicia, para favorecer sus oscuros intereses. Además, orienta su política apoderándose de todos los órganos de control, para arremeter con su vocación neoliberal contra los sectores más empobrecidos de la sociedad. Hay en este gobierno un desconocimiento sistemático de los Derechos Humanos y de los derechos de las mayorías de los colombianos.
La Minga expresa su profundo compromiso con los Acuerdos de Paz firmados en La Habana Cuba, y rechaza la actitud de este gobierno en querer hacer trizas los esfuerzos de Paz, poniendo en vilo la estabilidad democrática de la nación. Exige garantizar el Derecho de las víctimas y expresa su profunda preocupación por el avance del paramilitarismo en los territorios de las comunidades indígenas y a nivel nacional.
El gobierno debe respetar la convocatoria de los pueblos indígenas, acoger sus sabias recomendaciones y su profunda razón de ser. Debe garantizarles el derecho a sus tierras, las que les fueron arrebatadas a sangre y fuego. Ellos son los portadores de los verdaderos saberes ancestrales que nacieron en estas tierras hace más de 20.000 años y ante esta debacle mundial deben ser escuchados con profundo respeto, reconocimiento, serenidad y acatamiento.