Hace algunos días, el exgobernador del Departamento del Atlántico, Eduardo Verano de la Rosa reiteró en medios de comunicación nacional su aspiración a ser precandidato presidencial, no solo dentro de la que algunos llaman, coalición de las regiones, sino que aspira a serlo dentro del Partido Liberal Colombiano.
La posición asumida por el exgobernador Verano de la Rosa, retomando un viejo proyecto personal, como primer precandidato formal que hasta el momento tiene el Partido Liberal Colombiano, dado que el senador Luis Fernando Velasco sigue con su indecisión y el Rector de la Universidad de los Andes Alejandro Gaviria Uribe sigue empecinado en no lanzarse, ejerce presión sobre ellos justamente con algo que no tienen: experiencia reciente de gobierno, maquinaria electoral propia y coaliciones reales con pares que podría darle acceso a maquinarias electorales que aún no se tienen.
La coalición de los exgobernadores, como se le llama a la alianza entre Luis Pérez exgobernador de Antioquia, Dilian Francisca Toro exgobernadora del Valle, Dumek Turbay, exgobernador de Bolívar y Eduardo Verano, exgobernador del Atlántico, promete ser una robusta alianza de barones electorales departamentales con un perfil ideológico cercano a la derecha utilitarista y pragmática que espera competirle a los aspirantes a precandidatos de los partidos de Gobierno Nacional, derecha tropelera y prepotente que ha demostrado su ineptitud en el manejo de los más simples problemas supradepartamentales.
Esa derecha que ha gobernado más o menos bien en varias entidades territoriales, encarnada por un lado por el trio de exalcaldes, el combo KFC: Kike Peñalosa, Fico Gutiérrez, Alex Char, que pretende apelar más a las emociones y a la ciudadanía, es decir, que prefieren el voto de opinión que las maquinarias y que puede haber entrado en el congelador dado lo anunciado por Enrique Peñalosa en el lanzamiento en medios de su aspiración a candidatura a la Presidencia el pasado 9 de junio; y por el otro el cuarteto de exgobernadores, promete “desuribizar” a las derechas colombianas, como algunos ya atinan a decir y en el caso de Verano de la Rosa, le planta cara a las pocas pero bulliciosas bases liberales de centro y de centro izquierda que quieren que el senador Velasco sea precandidato y a las mayoritarias, parsimoniosas y oportunistas bases liberales tecnocráticas y de derecha moderada que fieles al gavirismo gobernante en el Partido Liberal quieren que el rector Gaviria Uribe sea su candidato, no solo por ser una voz de las regiones que nunca se han dejado sentir, sino porque también tiene una propuesta discursiva basada en la experiencia previa y en una idea que expresó el Senador liberal y expresidente del Senado de la República el bolivarense Lidio García: la descentralización/federización de Colombia.
El Estado regional que promete Verano de la Rosa, puede ser la mejor opción contra la recentralización de la Nación que hemos sufrido en manos del Gobierno uribista, fenómenos que en un momento de crisis como el vivido durante el estallido social de mayo de 2021 han provocado un mayor agrietamiento entre lo que se dice y se hace en Bogotá y lo que verdaderamente acontece en el resto del país, como lo sucedido con las decisiones del Comité Nacional del Paro y las reivindicaciones de las primeras líneas en Cali, Popayán, Tuluá, Buga, Bogotá que nada tienen que ver con sus voceros, las enemil peticiones de estos y sus aspiraciones electorales o como los anuncios del Gobierno Nacional sobre la reconstrucción del insular municipio de Providencia que ha logrado construir 2 casas en siete meses.
La tercería de Verano de la Rosa dentro del Partido Liberal promete, por fin, agitar el debate sobre el proyecto de Nación que desde esa colectividad se propondría para el país a un año de las elecciones presidenciales y presionar la realización de una convención extraordinaria, ya que el modelo de encuestas podría ser contraproducente contra el gavirismo y la realización de una consulta popular interna podría recordar el descalabro que fue la consulta entre Humberto de la Calle y Juan Fernando Cristo de 2017, teniendo un efecto contrario para sus intereses.
Se avecinan tiempos interesantes en el liberalismo.