La Operación Dinamo fue una acción preparada por la Armada británica a inicios de la II guerra Mundial con una flota de destructores, barcos mercantes, pasajeros y hasta de pescadores artesanales y veleros privados para ayudar a evacuar sus tropas del puerto francés de Dunkerque. Fue una acción valerosa de unos lideres para salvar a parte de su mayor activo en ese momento: el capital humano.
Hay momentos en la historia de un país, de una región, de un sector, de una empresa o de una comunidad que, en circunstancias de alta complejidad, toman decisiones valerosas, insospechadas y hasta heroicas en beneficio no solo de un presente en el tiempo, pero también de un futuro a construir.
Así como en el campo militar se han hecho operaciones secretas al principio y públicas después, como la inglesa “Dinamo”; la operación civil de nombre “Paperclip” para evacuar científicos alemanes a EE. UU quienes impulsaron la ciencia y la tecnología a ese país norteamericano; o la conocida recientemente como “Jaquemate” del ejército colombiano para rescatar unos secuestrados en la selva colombiana de manos de la guerrilla; también hay operaciones cívicas, sin nombres, que se articulan entre los ciudadanos para defender un objetivo de interés común.
Es así como desde la Constitución de Colombia en 1991, y posteriormente reglamentado y complementado por leyes nacionales, las veedurías cívicas se han convertido en operaciones civiles, un instrumento legal donde los ciudadanos interesados en controlar, defender y vigilar un asunto de interés general se congregan con unas tareas de apoyo en beneficio de un resultado positivo.
El más reciente ejemplo, después del terremoto político y social que sacudió a la comunidad de Medellin derivado de las decisiones de la administración municipal sobre empresas públicas como EPM y Ruta N, entre otras, se creó una veeduría cívica conocida como @TodosxMedellin (www.todospormedellin.org) que busca desde la óptica ciudadana, controlar, observar y apoyar gestiones que vayan orientadas a la aplicación de los códigos de buen gobierno y transparencia de los agentes encargados de los bienes públicos que son de todos y para todos, y no para unos cuantos que de forma temporal acceden a su control y administración. Es bueno recordar que los funcionarios públicos son pasajeros de las coyunturas del establecimiento político; las instituciones públicas son perennes.
Así como Dínamo y muchas otras acciones valerosas humanas tuvieron un efecto positivo en sus países, estas veedurías y TodosporMedellin no serán la excepción, tienen un camino complejo, pero no menos interesante y satisfactorio de defender una causa común que es lo público; lo que es de todos y que con la coordinación necesaria interna y externa de todos los estamentos vivos de la sociedad, deberá necesariamente tener éxito para el bien y el futuro de toda la ciudadanía de Medellin, de Antioquia y por extensión natural a toda Colombia.
No es un reto menor y todos debemos apoyar este ejercicio que nace transparente, exento de color político, diverso, pero con toda la pasión de que es por el bien de la sociedad a la que pertenecemos. Los ciudadanos interesados en el futuro del conglomerado de Medellin estarán la altura de los acontecimientos y desafíos.