LIBERALES CRISTIANOS PROTESTANTES DE IZQUIERDA, ¡SALÍD DEL CLÓSET!

Opinión Por

Luego de la pintoresca intervención del representante  liberal por el departamento de Bolívar Silvio Carrasquilla en el debate por el referendo liderado por la senadora Vivianne Morales, dónde algunos salieron a revirar porque al representante se le ocurrió argumentar su voto sobre citas bíblicas, se me ocurrió hacer algo similar para argumentar que es posible que en el Partido Liberal Colombiano pueda existir una tendencia cristiana-protestante-evangélica, cobijada por el principio ideológico No. 1 de los Estatutos Liberales del año 2002, de la misma manera como los pentecostales-fundamentalistas se fueron a hacer política con el Centro Democrático el año pasado en el marco del plebiscito por la paz.

Ahora bien, para hacer ese ejercicio, hay que tener en consideración dos principios establecidos por Don Rafael Uribe Uribe en El liberalismo, sus programas y la cuestión religiosa.

El primero de ellos está expresado de manera específica en las siguientes palabras: “mientras en el programa liberal no se plantee problema alguno relacionado con las doctrinas o con los intereses de la religión, un católico puede sin reato de conciencia, pertenecer al partido”, es decir, que la tendencia liberal cristiana-protestante-evangélica no debe plantear referencia alguna a cuestiones de religión, sino tomar la guía que la Biblia ofrece, como fórmula ética sobre la que se base sus planes de acción.

El segundo de esos principios se refiere a que “en el programa liberal no hay para qué incluir profesiones de fe, porque como partido que aspire a ser gobierno no es escuela que represente teorías sino organismo de programa práctico, programa que se modifica y reconstruye a través de los años”, implicando esto para la tendencia liberal cristiana-protestante-evangélica, que la fórmula ética que representa el texto bíblico ha de ser completamente práctica.

Y aplicando justamente el pragmatismo no hay que ir muy lejos para poder encontrar textos que aporten de manera directa una guía cristiana-protestante-evangélica y no fanática para la consolidación de dicha tendencia liberal.

La Confesión de fe de Westminster del año 1649 en su capítulo 23 al tratar sobre el magistrado civil, genera unas pautas que todo cristiano-protestante-evangélico debería asumir con respecto a su relación con las autoridades civiles. Recordemos que ésta confesión sirve de guía de fe y práctica para las iglesias cristianas de origen calvinista alrededor del mundo y está plenamente fundamentada en pasajes bíblicos.

El referido capítulo contiene solamente cuatro secciones.

La primera define que los magistrados civiles han sido instituidos por Dios, quien es el supremo Señor y Rey de todo el mundo, para su propia gloria y para el bien público. La segunda sección afirma que es lícito para los cristianos desempeñarse como magistrados, debiendo mantener especialmente la piedad, la justicia y la paz, de acuerdo con las leyes sanas de cada Estado.

La tercera sección afirma que los gobernantes civiles no deberán apropiarse de la Palabra, ni de los Sacramentos manteniendo siempre la garantía de la libertad de culto, sin preferencia alguna y la cuarta sección, afirma el deber espiritual del pueblo de orar por los gobernantes, de honrarlos, pagar tributos, obedecer sus mandatos y estar sujetos a su autoridad por causa de la conciencia, sin cuestionar si el magistrado es infiel o indiferente a la religión.

Ahora, si armonizamos dichas secciones con la realidad actual  del país, podríamos considerar tres objetivos de esa tendencia liberal cristiana-protestante-evangélica:

1) defender de manera decidida al Estado Social y democrático de Derecho como garante de las libertades civiles, que aporta de manera decidida a la construcción del bien público.

2) reclamar que ningún funcionario del Estado demuestre en sus acciones públicas, preferencia religiosa alguna.

3) exigir que todos aquellos que al ser abiertamente cristianos-protestantes-evangélicos, resulten electos a cualquier cargo de elección popular a nombre de cualquier partido o movimiento político, actúen bajo los principios de honestidad y honradez, buscando en todas su acciones la piedad, la justicia y la paz.

Por otro lado, cualquier acción que se realice alegando “valores cristianos”, debe ser evaluada bajo dos principios bíblicos; el primero definido en Mateo 7:12 y Lucas 6:31: “Hagan ustedes con los demás como quieren que los demás hagan con ustedes” y el segundo  que aparece en Mateo 7:1 y Lucas 6:37: “No juzguen a otros, y Dios no los juzgará a ustedes. No condenen a otros, y Dios no los condenará a ustedes. Perdonen, y Dios los perdonará”.

Finalmente, al ver la estridente polarización en el país, donde de manera grotesca se mezclan cuestiones religiosas con mentiras políticas, no es descabellado que una tendencia liberal, enmarcada en una ética cristiana-protestante-evangélica, decididamente calvinista, pueda contrarrestar el fanatismo pentecostal egocentrado teocrático del Centro Democrático y de algunos militantes liberales y que tal como dijera Carlos Alonso Lucio, salga del closet el cristiano-protestante-evangélico colombiano  liberal de centro-izquierda.

PD: por si acaso quieren saber si es verdad, les invito a que consulten la Confesión en el siguiente vínculo (http://www.clir.net/pdf/westminster.pdf) y lean desde la página 88 hasta la 91.

Zootecnista Universidad Nacional de Colombia, Candidato a Magíster en Producción Animal de la Universidad Nacional. Coordinador Nacional para asuntos de Paz de la Organización Nacional de Juventudes Liberales 2014-2018.