LOS RETOS DE LA DESCONTAMINACIÓN DEL RÍO BOGOTÁ

Opinión Por

El 16 de diciembre pasado, el Ministerio del Medio Ambiente radicó en el Congreso de la República el proyecto que crea la Gerencia estratégica de la cuenca hidrográfica del río Bogotá (GECH). Un hecho trascendental fruto de una sentencia histórica del Consejo de Estado que, justo ahora en marzo, cumple tres años de ser emitida. Quiero llamar la atención de los más de 10 millones de colombianos que vivimos en los alrededores de su cauce porque en su recuperación nos jugamos buena parte de nuestro futuro como región.

Nuestro río nace en el páramo Guacheneque, en el municipio de Villapinzón; en su recorrido de 380 kilómetros pasa por Chocontá, Suesca, Sesquilé, Gachancipá, Tocancipá, Cajicá, Chía, Cota, Funza, Mosquera, Bogotá y Soacha. Aglomeraciones urbanas con empresas e industrias que, desde la segunda mitad del siglo pasado, lo contaminan con sus vertimientos en un impacto legendario que lo convirtieron en una cloaca a cielo abierto. Las consecuencias negativas en lo ambiental, lo ecológico, lo económico y lo social no solo se han sentido en la región central, sino en el mismo río Magdalena, a donde va a parar toda la podredumbre que arrastra el cauce del Bogotá.

La sentencia de marzo 2014 resolvió una acción popular, que obligó a establecer un plan concreto con tareas para 19 entidades oficiales, 46 municipios y decenas de empresas privadas que fueron declaradas responsables, por acción u omisión, de la catástrofe ambiental del río y sus afluentes. El fallo contempló 87 puntos para que se cumpliera el proceso de descontaminación, uno de ellos la creación de la GECH que ahora es responsabilidad del Congreso.

Gobierno y expertos estiman que el horizonte de descontaminación, cumpliendo lo establecido en la sentencia, es de aproximadamente 24 años. Según calcula la Contraloría General de la República, se necesitarían 9,2 billones de pesos para hacer una recuperación integral. La Gerencia en ciernes estará encargada de coordinar a todas las entidades y entes territoriales para que se cumplan las acciones de descontaminación.

Hace algunas semanas, el ministro Luis Gilberto Murillo señaló a los medios que el proyecto podría darles a Bogotá y a la Sabana herramientas para establecer un estatuto ambiental especial que ayudaría a zanjar disputas territoriales en los municipios sobre el tratamientos de rondas, caños, cerros, áreas de exclusión minera e, incluso, la misma reserva Van der Hammen, entre otros aspectos.

Como miembro de la Bancada por Bogotá en el Congreso de la República les pido a los ciudadanos, al gobierno, los medios de comunicación, pero principalmente a mis compañeros congresistas que asumamos sin dilación el debate sobre el futuro del principal cuerpo de agua de la región. Es urgente crear la institucionalidad que se responsabilice sobre la descontaminación del río, desde mi posición como representante a la Cámara reitero mi compromiso con este objetivo.

Politólogo de la Universidad de los Andres, Magíster en Estudios Latinoamericanos y Relaciones Internacionales de Georgetown University. También adelantó estudios de Relaciones Internacionales en Harvard y actualmente es Representante a la Cámara por Bogotá, del Partido Liberal.