Los lectores dirán que solo comento sobre unos pocos temas, especialmente de convivencia, derechos humanos y la Justicia Especial de Paz. Pero es que, ¡increíble!, en este país en el que hay tantos acontecimientos, en el que existen tantas cosas desagradables y buenas para analizar, en el que se deben debatir propósitos, estudiar situaciones, mirar con juicio hasta el fondo de nuestras miserias, consolidar serios compromisos internacionales, solo se comenta sobre Venezuela y la JEP. Por lo menos es la agenda política del gobierno, porque no tiene más, o no se conoce.
¡Qué tristeza! Somos un país que durante dos siglos ha sufrido la violencia infame y hay gente que se resiste a la paz, por odios, por sed de venganza, por clasismo y conveniencias económicas, y por pedestres intereses políticos. Siempre los mismos, con distintas camisetas, se opusieron a todos los esfuerzos por lograr instancias de reconciliación con los insurrectos o guerrilleros y subversivos, como quiera llamárseles. Por eso nuestro presente es de desigualdad, de ignorancia, de enfermedades, de gran pobreza, de resentidos y delincuencia. Es lo que pasa cuando los recursos de un país se destruyen por la guerra o se tienen que invertir para la guerra, a beneplácito de los que desean quedarse con la riqueza nacional a costillas de los necesitados, que son las víctimas de todas las guerras.
La polarización de la que tanto se habla es de clases, porque unos no quieren dejar pasar a los otros; es cuestión económica porque no hay equidad en la distribución de la riqueza ni de lo que esta produce. Si se facilitara la creación de empleo sin cicatería ni avaricia, podríamos los colombianos pensar que este embrollo tiene salida. Pero ni por esas. Hay que arrasar, hay que acabar, toca eliminar los estorbos.
Como durante el gobierno del Presidente Santos fue posible acabar la acción guerrillera de las Farc, hay que destruir los Acuerdos de Paz. No pudieron con las tergiversaciones y engaños del Plebiscito, entonces toca atajar la Justicia Especial, a como dé lugar. También, ¡increíble!, después de que la Honorable Corte Suprema de Justicia le diera su aprobación. En esa “encomiable” tarea están ahora en el Congreso Nacional, valiéndose de negociaciones, de presiones, de cuanto truco hay en el desarrollo legislativo.
Durante esta semana millones de colombianos estaremos pidiendo a los Partidos Políticos demócratas y a las y los Congresistas de criterio humanitario y social, que rechacen las objeciones gubernamentales al texto de la Ley Estatutaria de la Justicia Especial para la Paz, con el objeto de que los Acuerdos se cumplan y logremos mejores instancias de convivencia.
Esta semana se cumple un nuevo aniversario del asesinato del doctor Jorge Eliecer Gaitán. Nunca hubo justicia para sus asesinos materiales e intelectuales. Tampoco para las atrocidades que se cometieron en ese tsunami de violencia que arrasó a Colombia después del 9 de Abril de 1948. Pensar que ahora lo que se está reclamado es Justicia. ¡Insensatos!