No figuraba entre mis planes venir a visitar este pujante puerto del océano Atlántico y una de las ciudades más hermosas y embrujadoras del Brasil. Pero como dice el refranero popular: “Dios tiene sus planes para cada uno de nosotros”, y cuando menos pensamos, nos sorprendemos caminando calles y barrios hasta ahora totalmente desconocidos para nosotros.
El viaje de nuestra hija Silvia y nuestro nieto menor Emanuel a Río de Janeiro, aceleró nuestros planes. Y la empresa aérea con su buena cobertura de vuelos nos terminó de ayudar en nuestro empeño. Después de un largo viaje desde Bogotá, al termino de seis horas de vuelo continuo, aterrizamos en el aeropuerto internacional de Río, Galeao Tom Jobin, en las primeras horas de la mañana.
Me sorprendió la buena educación y empatía con los primeros cariocas que interactué en el aeropuerto. Una larga y congestionada autopista nos llevó hasta la avenida “presidente Vargas” y ésta nos condujo a Lapa para subir luego al pintoresco barrio donde viven y que se llama “Santa Teresa”. Este es uno de los barrios más antiguos y pintorescos de Río. Aquí viven fundamentalmente artistas, escritores, gentes del teatro y se encuentran los mejores y más típicos y auténticos restaurantes de la cocina carioca. Además, cuenta con excelente cobertura de transporte urbano donde sobre sale su famoso tranvía conocido como “El Bonde” instalado desde comienzos del siglo XX y que los comunica con el centro de la ciudad cruzando los famosos “Arcos de Lapa”,
Al ver pasar el tranvía por las calles, me nace la nostalgia por el tranvía y el troli bogotano que pasadas administraciones capitalinas clausuraron irresponsablemente, dando lugar a otras formas comerciales de transporte con gasolina y diésel.
El primer día lo dedicamos a ir hasta la ciudad de Niteroi. Es una ciudad especial que está ubicada al otro lado de la Bahía de Guanabara y que se comunica con Rio de Janeiro, a través de un larguísimo puente que atraviesa la Bahía. Además, cuenta con un amplio y suficiente servicio de barcos que transportan más de dos mil pasajeros cada 30 minutos, en forma segura y confortable. Por otro lado, tiene el servicio de catamaranes que hacen un bonito paseo por mar, atravesando la Bahía. Niteroi puede considerarse como ciudad dormitorio, ya que son miles las personas que trabajan en Río y van a dormir y descansar en Niterói.
Niterói es la tierra natal del famoso artista y arquitecto Oscar Niemeyer, quien ideó y construyó la hermosa ciudad capital del Brasil, Brasilia. Por esta razón Niteroi es la segunda ciudad en el mundo con más obras del famoso arquitecto. Este conjunto arquitectónico trajo para Niterói una importante revitalización cultural y un nuevo escenario turístico.
“El camino Niemeyer” como se llama, abriga siete obras importantes: Teatro popular, Museo de la Ciencia y la Creatividad, Memorial Roberto Silveira, Centro de Atención al Turista, Plaza Juscelino Kubitschek, Centro Petrobras de Cine, y el Museo de Arte Contemporáneo-MAC-.
“El Museo de Arte Contemporáneo MAC, proyectado por el arquitecto Oscar Niemeyer, es una obra de arte en armonía con el paisaje privilegiado de las aguas de la Bahía de Guanabara, inaugurado el 2 de septiembre de 1996, el local abriga exposiciones temporales y la colección de Arte contemporánea de Joao Satamini. Una de las más grande del país, que retrata el arte brasileño a partir de los años 50”. En conclusión, su forma arquitectónica semeja desde la distancia una gran estructura alienígena, aposentada sobre la roca, con el “Pan de azúcar” a lo lejos, pronta a iniciar su viaje por los espacios siderales.
“Niterói tiene el más grande conjunto continuo de fuertes y fortaleza de Brasil compuesto por la Fortaleza de Santa Cruz y por los Fuertes: do Pico, Sáo Luiz, Barao do Río Branco, Tataiba y Imbuhy. La Fortaleza de Santa Cruz fue la primera erguida, alrededor de la Bahía de Guanabara, en 1555”. Al frente de la Fortaleza sobresale el imponente “Pan de azúcar”, cerrando en esta forma la boca de la Bahía de Guanabara. Con los inmensos cañones allí dispuestos estaba asegurada el dominio de la Bahía y por lo tanto, la seguridad de Río de Janeiro.
De regreso, arribamos a los pueblos de pescadores que están ubicados en las playas de Jurujuba donde se disfruta de excelente gastronomía nativa, sobresaliendo la “moqueca de camarones” y los bolinhos de bacalao. Como para relamerse los dedos.
De regreso a casa, por la noche, atravesamos las refrescantes y hermosas playas de Leme y Copacabana, que invitan a un buen baño de mar.
NOTA DE TRISTEZA.
En Río de Janeiro me sorprendió la dolorosa noticia de la muerte del apreciado padre jesuita JAVIER SANIN FONNEGRA. Compañero del alma mía. Fue un amigo en toda la dimensión de la palabra. En los años que comencé mi nueva vida civil, después de dar largos debates en Replanteamiento del Eln, me invitó a escribir en la REVISTA JAVERIANA, de la cual fue su director. Era un amigo profundo de la Paz que no transigía con ninguna forma de violencia o lucha armada. Primo hermano del valiente ingeniero Federico Arango Fonnegra, quien murió asesinado en el Magdalena Medio, buscando justicia social para el país. No pude contener las lágrimas y musité una plegaria en su nombre. ¡HONRA ETERNA A SU MEMORIA ¡