Los colombianos estamos experimentando claros sentimientos de tristeza, pérdida o frustración en estos tiempos que están interfiriendo nuestra vida diaria, que suman largas semanas e incluso meses, creándonos un cuadro clínico de trastorno depresivo persistente.
Y no es para menos, frente la agresiva arremetida del virus Covid 19 que se ha paseado a lo largo y ancho de nuestra nación, afectando todas nuestras formas de existencia: cotidiana, cultura, política, recreacional, arrebatándonos en muchas ocasiones vidas valiosas de familiares y amigos, quienes fueron sorprendidos en medio de sus actividades productivas, dejando profundo dolor y vacío en nuestros corazones.
El cúmulo de noticias que señalan a la población colombiana padeciendo verdaderos periodos de hambre y miseria, producen ineludiblemente afectación en el sistema nervioso, causando tristeza y preocupación. La impresionante cifra del desempleo que llega al explosivo limite del 25% se convierte en una espada de Damocles sobre la cabeza de nuestra angustiada sociedad.
Y no se ve por ninguna parte una política económica social, diseñada con criterios de equidad: “Dando a cada cual de acuerdo a su necesidad y exigiendo a cada quien de acuerdo a su posibilidad”. Política orientada desde el gobierno central para proteger y ayudar a la agobiada familia colombiana que ha visto desaparecer sus trabajos y sus escasos ahorros en esta caótica situación.
En forma imprudente el gobierno de Duque ha decidido hacer el empréstito más grande, multibillonario, para solventar la quiebra de Avianca, cuando todos los colombianos sabemos que esta empresa aérea no es colombiana, ni paga impuestos en Colombia y lo que es peor, se ha caracterizado por una política de persecución contra sus aviadores, personal técnico y trabajadores que son en verdad quienes la han mantenido en pie. Mientras el gobierno se manifiesta en esta forma tan dadivosa con Avianca son muchas las empresas nacionales que de verdad requieren una ayuda del gobierno y esta no se ve por ninguna parte.
Escuchamos la queja suplicante de empresarios del turismo y otro tipo de empresas que se expresan muy mal del gobierno, porque han concurrido a una serie de instituciones estatales y bancarias pidiendo empréstitos y no han tenido ninguna respuesta, solo tajantes negativas.
Es impresionante la cantidad de restaurantes, bares, discotecas y múltiples negocios cerrados, mientras el presidente solo busca consolidarse en su nuevo puesto: “presentador de televisión”, en el entretanto, el país marcha a la tonta tolondra, sin una cabeza que lo oriente desde el ejecutivo para tomar las múltiples decisiones que permitan hacerle frente a la inmensa crisis social que ha generado la pandemia del coronavirus.
Y qué decir del interminable concierto de matanzas que a diario envuelve a nuestro país. Todos los días su espeluznante cifra va en aumento. Los organismos internacionales de los Derechos Humanos informan que ya van mas de 55 masacres ocurridas en este año. Estas masacres tienen una característica especial: Se presentan en población de jóvenes, personas que aún no han llegado a su mayoría de edad. Este hecho, nos hunde en un franco estado de depresión, unidos a todas las otras consideraciones que hemos anotado antes. Un gobierno que poco o nada le importan sus jóvenes, si es una verdadera desgracia nacional, en los largos años de violencia este país no había presentado unas cifras tan impresionantes de jóvenes asesinados.
Los señores de la guerra que ya hicieron “Trizas los Acuerdos de Paz”, deben estar satisfechos por que volvió la guerra y la muerte a nuestra atribulada nación. ¿HASTA CUÁNDO ESTE TENEBROSO PANORAMA?