Reconozco mi admiración por el caricaturista “Matador” desde cuando sus dibujos, llenos de una profunda creatividad, comenzaron a verse en los periódicos nacionales. Unido a eso reconozco su dignidad y valor civil para enfrentarse a los poderes fácticos en Colombia, que debemos reconocer, nunca les ha temblado la mano para despachar “al más allá” a quienes ellos consideran que se les atraviesa en su camino.
En estos días publicó una excelente caricatura referida al “jaque” que vivimos los colombianos y a la quiero referirme, porque sus rasgos se ajustan a la dramática y desesperada situación vivida en los sectores de clase media y popular a lo largo y ancho de todo el país.
En una esquina del tablero de ajedrez, solo y arrinconado, se ve el rey proletario flanqueado por sus enemigos que lo buscan a muerte. Una de estas piezas enemigas es la que encarna la figura de: “No hay vacunas”. Otra representa:” No tengo trabajo”. Por el otro costado está:” Si salgo a protestar me puedo contagiar”. Por el cuadro de abajo: “La Reforma me hará más pobre” y para cerrar el cerco está: “Si me quedo en la casa me muero de hambre”.
No encuentro manera más gráfica e inteligente para describir la forma agresiva en que el gobierno de Duque y el centro de poder de Uribe han llevado a un arrinconamiento dramático a la sociedad colombiana. Estamos en una situación de verdadera “encerrona” y no se sabe para donde debemos enrumbar.
La presencia de Duque en la silla presidencial de Colombia, acompañado de su inmadurez, testarudez, infantilismo, falta de sentido político para manejar los graves momentos que vivimos como república, crea un verdadero estado de zozobra. Sus actitudes llenas de un negativismo reaccionario no tienen punto de comparación alguno. Por ningún medio posible, ni la intervención de expresidentes de Colombia lo ha hecho entrar en razón: Su nefasta Reforma Tributaria no tiene ninguna presentación ante el país y mas bien lo que está logrando es llevar a la nación colombiana a un verdadero punto de no retorno.
Recuerdo que hace varios años, en Venezuela, cuando ejercía el poder presidencial, por segunda vez, Carlos Andrés Pérez, se presentó un levantamiento popular de carácter insurreccional a raíz de una serie de actos de corrupción y a la imposición de medidas económicas que pauperizaba el bolsillo de las clases medias y populares de Venezuela y el presidente Pérez, con la arrogancia que los caracteriza, como en la actualidad Duque aquí, decidió contra viento y marea, mantener se en una actitud de terquedad y agresión contra los sectores poblacionales y allí fue Troya. El presidente Pérez perdió todo el respaldo y la autoridad política, siendo muy bien e inteligentemente aprovechada, en ese entonces, por el coronel Hugo Chaves y ya todos conocemos las consecuencias.
Se necesita estar muy ebrio de poder para no ver y entender las graves condiciones económicas en las que se debate la sociedad colombiana y en especial, el impresionante alto número de familias que se empobrecieron durante esta agresiva pandemia del Covid 19.
Algo muy complejo debe estar pasando en el cerebro de Duque, Uribe, Carrasquilla y demás miembros de ese partido de gobierno que, en plena crisis de salud, con las muertes disparadas en la aterradora cifra de 510 muertos diarios, tengan el alma tan dañada para imponerle una funesta Reforma Tributaria a la sociedad colombiana.
Estamos seguros que no pasaran con su nefasta Reforma Tributaria.