Aníbal Quijano uno de los más florecientes pensadores políticos del Perú en sus textos expresó “en el Perú hay una mesa de tres patas que los Movimientos Sociales e Partidos Políticos” tienen que superar. Así con estas palabras vamos reflexionar el actual Gobierno de Pedro Castillo y el Partido de Perú Libre y sus enredos.
La mesa de tres patas es entendida o mejor dicho interpretada para aquella situación donde un Movimiento o agrupación política representativa sobre un sentido de “izquierda” no tiene los elementos completos para así fomentar lo que él autor llamó, la “chispa de la revolución social y política completa”—, eso todavía falta en muchos aspectos. En otro sentido la mesa de tres patas es para pensar y criticar la falta de cuidado y continuidad sobre la teoría que se aplica o se siguen en los Movimientos o Partidos Políticos. Se suma la dificultad de la compatibilidad del teórico que escribe, con la realidad concreta de cada pueblo del país.
En ese sentido, Pedro Castillo a un año de llegar de su gestión, faltando menos de 22 días al 28 de julio del 2022 por medio de una carta dice, “me desligo del Partido de Perú Libre gracias”; y por su lado el grupo de Perú Libre le dicen hasta aquí nada más llegamos”. Nosotros le llamamos, “rompimiento de enamorados políticos”, o mejor dicho quiebre de relaciones por “acciones románticas por los intereses de ambos”. En definitiva, se muestra al público que la mesa de tres patas que tanto anunciaba Quijano superar para el bien del país sigue muy vigente.
El colmo de los hechos, es que hace algunos días atrás congresistas de Perú Libre votaron en conjunto con resto de congresistas fujimoristas, y toda la coalición de la derecha a favor para blindar una acusación por la muerte ocurrida de los jóvenes Brian Pintado e Inti Sotelo el 14 de noviembre del 2020 en Lima en tiempos de Manuel Merino, luego de la destitución de Vizcarra. En síntesis, para muchos ver esas actitudes de los congresistas de Perú libre blindando ex políticos corruptos tiene un nombre, “solo es discurso el tema de la revolución o por lo menos quedan dudas, o es mero papel lleno de ideas pero que esconden intereses de grupo político”—eso es práctica tradicional.
En lo particular eso también ayuda a reflexionar que en la mesa de tres patas se cumple al pie de la letra: un partido no debe ser para un círculo familiar, ni menos para un grupo de amigos o socios, que cuando algo no les gusta se terminan enviando cartas de despedidas, o pidiendo renuncias partidarias—, vieja práctica política.
Lo que podemos decir que tales actitudes tanto de Castillo como las de Perú libre, merecen pedir disculpas al país que emitió su voto por ellos. Ahora la derecha de nuevo empieza su comedia, burlarse del voto sufrido que por los menos creyó en estos señores de una “Izquierda romántica e ilusionista” así como se muestra.
Lo que sí se tiene que resaltar es que estamos lejos como país en pleno siglo XXI de poder lograr poner la otra pata a la mesa dado que solo tenemos tres patas. Tenemos organización política, pero nos falta ir de la mano con la teoría y la práctica; tenemos luces de Partidos de “Izquierda”, pero están lejos de poder probar y renovar cuadros tanto en la práctica como después de ella; y por último estamos fríos en tener pensadores más profundos en situar la realidad social con sus problemas de acorde a cada pueblo. A esto Mariátegui diría “somos calco y copia todavía”, se sigue leyendo manuales externos para pensar la vida concreta de nuestro pueblo.
Así como van las cosas para Castillo, hay dudas que pueda llegar a culminar su mandato o por lo menos llegar al próximo 28 de julio del 2024. Alternativas para Castillo sobreviva es o Cierra el Congreso y reforma todo, o se convierte en un títere de los intereses partidarios de los Partidos. A estas alturas la Derecha neoliberal hace su partido, dividir.
