Misión Valeriana Lideres de cambio, es la plataforma “ciudadana” formada a partir de una idea supuestamente sin color partidario alrededor de la figura de Humberto de la Calle Lombana, que programa reuniones en universidades para que Don Humberto asista y pueda visibilizarse entre la población juvenil y universitaria y que tomó su nombre del “plan nacional de goticas de valeriana” que propusiera Don Humberto para calmar los ánimos de los opositores a lo acordado en La Habana; propuesta que dicho sea de paso, no es más que una espléndida manifestación del gran humor negro o grecocaldense que posee.
Detrás de éste grupo de personas jóvenes, está el equipo de colaboradores directo de De la Calle, jóvenes egresados de universidades privadas altamente costosas, que al parecer no entendieron el vainazo que implicaba el susodicho plan y lo asumieron como identidad del equipo base de voluntarios aglomerados alrededor de la citada “Misión”.
Pero más allá del chascarrillo y de la ingenuidad del equipo de colaboradores, éste grupo hubiera sido uno más de los pintorescos grupos políticos que surgen en elecciones, si no es por la desafortunada reacción que tuvieron los sensibles nervios de los colaboradores, ante el señalamiento que el senador por el Partido Liberal Colombiano Juan Manuel Galán hiciera hacia Don Humberto, indiciándolo de ser el candidato de Santos, Samper y Gaviria; señalamiento que asumieron como ofensa e insulto.
Ante éste “oprobioso” señalamiento los mozuelos de la citada Misión se dieron a la tarea de generar una contraofensiva en la republiqueta tuitera y generaron el audaz hashtag #DeLaCalleDeLaGente, quinta tendencia nacional en Colombia para la noche del martes 13 de junio de 2017 y el deplorable y sucio #ValerianaParaGalán que si bien no se posicionó en las tendencias como el primero, si dejó en evidencia que los primeros que deben tomar valeriana, antes de recomendárselas a alguien, son los muchachos de la Misión Valeriana-Lideres de cambio.
Por cuestiones de la vida, llegaron a mis ojos algunos mensajes del tal grupo, dónde además de la entendible victoria que sentían por posicionar un hashtag tan rápido, se regodiaban por el hecho de atacar al senador, afirmando que “no tiene la fuerza suficiente para medirse con el equipo de Humberto de la Calle” y que “la salida de Galán fue ridícula, quedándole la lección de que no se puede medir con Humberto de la Calle” y ante la reacción de algunos que no estuvieron de acuerdo y no respaldaron el oprobio, se justificaban diciendo que “no se vio ningún insulto sino trinos que demostraron construcción de país y anhelo por una nueva visión”.
Puede ser cierto que no hubiese insultos en los trinos que usaban el deleznable hashtag, pero la simple idea de asumir que el senador es incapaz de manejar su estado de ánimo y que para calmarse deba recurrir a medicamentos y extractos como la valeriana, ampliamente referida en la comunidad científica por su acción farmacológica sedante, hipnótica y ansiolítica, razón por la cual “insulta” a Don Humberto, tiene toda la intención de hacer mofa del senador, usando no el humor como herramienta que relaja sino la burla como arma que ataca.
Al enterarme de lo anterior y como Coordinador Nacional para asuntos de Paz de la Organización Nacional de Juventudes Liberales del Partido Liberal Colombiano, es mi deber no sólo estatutario sino moral, manifestar mi inconformidad con las mencionadas acciones, dignas de bravucones que no han entendido que crecer, haciendo ver al otro como más pequeño, solo lo hacen personas impedidas intelectualmente.
Como ciudadano hace algunos meses tomé mi decisión para la próxima campaña electoral presidencial, pero como miembro de las directivas nacionales de las Juventudes del Partido Liberal, rechazo, repudio y condeno las acciones que algunos jóvenes aparentemente sin color político alguno realizaron el día de ayer, colocando en tela de juicio la dignidad y la honra de uno de los precandidatos presidenciales del Liberalismo, acciones que tomó por sorpresa a muchos liberales que respaldan la intención de la precandidatura presidencial de Humberto de la Calle Lombana y que irreflexivamente promovieron y auspiciaron, en un claro ejercicio de canibalismo partidista.
No faltará quien afirme que esas acciones son legítimas manifestaciones ciudadanas que respaldan al hombre y no al Partido, ciudadanos y ciudadanas inconformes quienes afirman que “a mí Galán no me representa” y que “no me trasnocha ni poquito que los jóvenes le apuesten al Cristo”, pero en el estado de encrispación de los ánimos que vivimos los colombianos por éstos días, es un contrasentido que el equipo de colaboradores y voluntarios del hombre que busca encarnar el dialogo nacional, se dejen llevar por el nerviosismo y la ira y ataquen esquizofrénicamente a cualquiera y más por una simpleza como fue lo dicho por el senador, porque quien no haga la asociación entre la vinculación al Gobierno Santos y la figura del Jefe Negociador de paz de dicho Gobierno, francamente no ha vivido en Colombia.
Finalmente, y considerando que no hay publicidad negra o blanca, hacen daño los equipos de colaboradores que no saben manejar las comunicaciones, ya que hablar mal de Galán, dice más de los colaboradores de Don Humberto que de Galán.
Ahora surge la pregunta, ¿será que Don Humberto si supo que fue lo que hicieron sus colaboradores y la camisa de once varas en la que se metieron?