En estas semanas de cuarentena en Colombia se han registrado más de 100 mujeres asesinadas y miles de denuncias de violencias institucionales y domésticas, en escenarios públicos y privados.
Esta situación nos pone frente a la miseria colombiana de la cultura machista y patriarcal donde los hombres pretenden poseer a las mujeres en todo sentido, desde la posesión económica, que le determina a la mujer los gastos que puede tener, hasta la posesión física que le dictamina la posibilidad de vivir, pasando por la posibilidad de pensar, de actuar, de hablar y de elegirse en cargos públicos o privados.
¿Qué podemos hacer? Me preguntaba la Vicaria en Colombia de la Iglesia Antigua de las Américas, la Reverenda Rita Gómez.
Qué hacer ante tanta muerte, ante tanta desidia, ante tanta indiferencia.
Ante esta cuestión, no hay una única respuesta.
Ante este dilema ético, moral, político no puede existir una única manera de actuar.
Ante esta tragedia, se debe actuar de manera polifónica y aportar desde donde mejor se pueda.
Por ello, la invitación es a destruir al machismo desde nuestro quehacer, desde nuestra cotidianidad, cambiando esquemas culturales.
Por ello, #AisladasPeroVisibles, campaña de la Organización Nacional de Mujeres Liberales es una de las muchas acciones que se pueden realizar en el marco de esta cuarentena, ya que la idea es mostrar el papel que juega la mujer en distintos escenarios de las sociedades colombianas, especialmente en posiciones de incidencia e influencia, demostrando así cuan equivocados están todos aquellos que piensan que la labor de la mujer es secundaria.
Por ello, se hace necesario evidenciar que la mujer en Colombia sí es esencial y que cuando se atenta contra alguna de ellas, se atenta contra el tejido social mismo que sostiene al país.
En ese sentido, vale la pena resaltar la labor de mujeres como Ángela María Robledo, quien luego de una larga disputa legal ante las altas Cortes y de acciones legales contra el Presidente de la Cámara de Representantes, logró esta semana participar en la Comisión Primera de dicha corporación, ocupando de nuevo la curul de la Oposición, representando la voz de 8 millones de votos que en 2018 creyeron en su proyecto político.
Así mismo, es justo reconocer a Francia Márquez, reconocida activista ambiental, originaria del Chocó quien fue electa esta semana como la primera Presidente del Comité Nacional de Paz, órgano coordinador de las acciones del Consejo Nacional de Paz, Reconciliación y Convivencia, del que también hace parte la senadora Paloma Valencia, del partido de Gobierno. La paz en estos tiempos necesita una voz de mujer, de mujer afro, una voz desde el territorio.
De la misma manera, y en una escala no tan reconocida, Marla Gutiérrez, abogada, Presidente del Comité Político Nacional de Juventudes Liberales, órgano de representación de todos los departamentos en la Organización Nacional de Juventudes Liberales, integrado por los presidentes de las asambleas departamentales y distritales de juventudes liberales, logró contra todo pronóstico convocar y realizar una sesión de rendición de cuentas en dicha organización, algo inédito, con lo cual se cierra un ciclo en la misma, perfilándose de esta manera como fuerte candidata a la Dirección Nacional de Juventudes Liberales, si no es que el machismo imperante se lo impide.
Tanto Ángela María, como Francia, como Marla tienen algo en común: la fortaleza del carácter de la mujer colombiana, que le lleva a soportar todo tipo de acciones en su contra y que a pesar de ellas, no minan sus objetivos.
El machismo que se ha institucionalizado en varias esferas de la vida pública en nuestro país, debe ser combatido de manera decisiva por todos, especialmente por quienes tienen los medios para influenciar e incidir en el pensamiento de otras personas, sean senadores, representantes, columnistas, pastores, sacerdotes, líderes comunales, líderes comunitarios, sea con nuestros discursos o nuestros respaldos a candidaturas de mujeres jóvenes.
Es hora de avanzar en la visibilización de las violencias contra las mujeres.
Es hora de avanzar en la visibilización de las buenas acciones que realizan las mujeres.
Es hora de avanzar en la visibilización de los proyectos constructivos que tienen las mujeres, especialmente en los escenarios de poder político.