Alguien dijo hace algunas semanas que esta cuarentena, como lo hace la fama, estaba sacando lo peor o lo mejor de cada ser humano, sin embargo, cuando en Colombia esta se prolonga mes a mes, ya es poco probable endilgarle al encierro en el que aparentemente vivimos, en medio de la recta ascendente de contagios y de muertes diarias, muchas cosas que son nuestros males endémicos como sociedad.
Mientras se escriben estas líneas, el país recibía la noticia de una violación sexual masiva a una niña indígena por parte de soldados quienes se asumen estaban allí para defenderla de “los malos” que acechan en esas tierras ancestrales, a pesar que hace una semana se aprobó la cadena perpetua para los violadores de menores de edad, que se suponía debía ser una condena ejemplar para “generar miedo” a pederastas irredentos.
Si eso sucede con la pena máxima condenatoria, es lógico que sigan existiendo fiestas masivas, privadas o públicas, aglomeraciones en almacenes de cadena para comprar televisores en los días sin IVA, manipulación de cadáveres de pacientes muertos por COVID-19, viajeros aprovechando el festivo para viajar a otros municipios, a pesar de las multas y comparendos por violación de medida sanitaria que tenemos y secretarios de organizaciones políticas juveniles, hostigando a mujeres líderes de su misma organización, a pesar que el partido político al que pertenece es uno de los abanderados contra la violencia de género.
No es que el encierro haya sacado lo peor de cada quien, es que ya éramos así de folclóricos, de despreocupados, de machistas, de misóginos y la pandemia sólo hizo que se viera más.
Y es que a la Presidente del Comité Político Nacional de la Organización Nacional de Juventudes Liberales, Marla Gutierrez, en estos tiempos de campañas cuarentenarias para los cargos directivos de dicha organización no le ha tocado fácil.
Sumado a las continuas exigencias y cuestionamientos sobre su labor como Presidente, a la petición de avales a la Veeduría Nacional del Partido Liberal Colombiano, para poder actuar, especialmente cuando luego de una columna de opinión, se convocó a una sesión de rendición de cuentas de las directivas por parte del Comité que ella aún preside, recientemente le ha tocado afrontar el machismo de quien siendo actualmente Secretario Nacional de la ONJL y que quiere elegirse cabalgando en la idea de la #CoherenciaLiberal, un grupo de juventudes candidatos a diversos cargos directivos, le dice que su “discurso es chimbo” y que solo busca “llamar la atención”, ya que “raro tu siendo víctima”.
Esta situación definitivamente no sólo es inapropiada para el boyacense Secretario Nacional de Juventudes Liberales, por el cargo que ostenta, luego de su designación ante la renuncia de Gina Lorena Herrera, sino que es tremendamente reprochable, dado que su intención es elegirse en dicho cargo en el próximo Congreso de Juventudes Liberales.
¿Qué coherencia liberal pueden pregonar estos candidatos juveniles si su machismo y patriarcalismo se evidencia en frases como “tienes un concepto muy erróneo sobre machismo, te voy a prestar un par de libros”?
¿Qué coherencia liberal tienen candidatos que abiertamente afirman que las mujeres quieren visibilizarse posando constantemente como víctimas?
¿Qué coherencia liberal pueden tener candidatos que en redes sociales acusan a otros de noticias falsas, mientras ellos piensan que las mujeres no tienen el concepto claro de lo que es el machismo?
Definitivamente, todo parece indicar que en tiempos de pandemia y cuarentena inteligente con 43 excepciones, la incoherencia y menos la liberal, han salido de mejor o peor manera.