Regiones y gremios de trabajadores colombianos han empezado a movilizarse con mayor fuerza hace unas semanas en todo el territorio nacional, reivindicando luchas como la territorial, y la redistribución eficaz, efectiva y equitativa de los recursos para las poblaciones históricamente discriminadas y afectadas del país. Uno de los ejemplo más claros es el que nos da el paro cívico de la región pacífica, concentrado en Buenaventura, desde donde miles de colombianos han dado muestras de resistencia y movilización exigiendo mejores inversiones de desarrollo a esa parte del país que aporta tanto a la economía, cultura y riqueza de nuestra nación.
Luego de la firma del acuerdo de paz entre el gobierno y las FARC, una de las guerrillas más grandes de Latinoamérica, es cuando muchas comunidades y gremios empiezan a despertar y darse cuenta que no era solamente esta guerra la que nos tenía estancados como país, la realidad oculta de todo esto es la enorme sabana de corrupción que arropa a muchos departamentos desde la Amazonia hasta llegar a la Guajira y San Andrés en el caribe colombiano.
Hasta hace tan solo unos días los portales y titulares de muchos medios de comunicación se fijaban y criticaban fuertemente las protestas y movilizaciones en el vecino país Venezuela, y seguramente tampoco vamos a pasarla por desapercibidas, pero es muy irónico, que hoy trascurran más de quince días de paro cívico en Buenaventura y el Chocó, y que estos mismos medios de comunicación no cubran con el mismo ímpetu de interés lo que sucede con “los más” de Colombia. A esto también súmenle los diez días del paro indefinido de maestros, y otras centrales obraras que hoy protestan por el incumplimiento de muchos acuerdos, que han quedado en el papel por parte del gobierno del presidente Santos.
“Los menos para escalar, a la cima se subieron y su trono construyeron sobre el mundo de los más” Palabras celebres de un reconocido trovador antillano Tony Ávila, que por supuesto, las traigo a colación en este artículo para generar un marco comparativo con la cruda realidad que afronta nuestra nación con un Estado, donde la gran mayoría del pueblo colombiano “los más” han sido creadores de sus mismos destructores “los menos” quienes al final de cuentas, son estos a los que les cuesta sumar en una sociedad que cada día sigue siendo muy desigual.
Recordemos que en el informe Panorama Social 2015, La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) señala que la desigualdad en Colombia, es de las mayores del mundo, y advierte que el país es, dentro de la región, el que concentró una mayor parte del ingreso en el 1% más rico de la población, entre 1993 y el 2014.
Nadie puede predecir el futuro, pero si hay nubarrones oscuros tiene todo el sentido comprar un paraguas y no esperar así a que llegue la tormenta. Debemos tener siempre presente que somos “los más”, y que de nosotros mismos salen “los menos”, que ostentan el poder en este país, y que terminan decidiendo por nosotros
Como ciudadanía comprometida con las causas sociales y a favor de un verdadero desarrollo para nuestras comunidades, debemos también aprender a elegir a nuestros dirigentes, en esta democracia representativa, que cada vez logra reafirmar el “mundo de los menos” sobre el mundo de los “más”, debemos aprender a romper paradigmas políticos de representación y poder en nuestras comunidades y territorios.
Estamos en el tiempo, donde nos volvemos a encontrar los “más” con los “menos” año pre-electoral…pero ¿Seguirán los “más” sudando para la fiesta de los “menos”?