No más discriminación arma política

Editorial Por

En el debate político existen todo tipo de declaraciones, desde respetuosas y argumentadas, hasta polémicas y ofensivas. Pero quizás las peores son aquellas claramente discriminatorias.

El anulado ex procurador Alejandro Ordóñez, tomó ese camino, y en un tweet devolvió a Colombia a un debate de hace décadas, una forma totalmente cuestionable de hacer política, al afirmar: Angélica Lozano, Claudia López y  su séquito hacen politiquería diciendo a los niños que se acuesten con sus amigos y a las niñas que se enamoren de otras mujeres. Parece que los demás candidatos a la Presidencia están de acuerdo. ¡Yo no! Digo lo que pienso y hago lo que digo”

Ahora más que mostrar la respuesta de la Senadora López o de su pareja, cabe resaltar tres cosas:

  1. Las imágenes que contiene el tweet no son de una marcha LGTBI en Colombia, es decir, nada tienen que ver con Claudia o Angélica.
  2. El candidato no afirma las causas de su descontento, es decir, deja un mensaje tácito indicando que la conducta de las congresistas sería incorrecta por el hecho de ser pareja (como se ve en la foto donde una de ella besa la mejilla de la otra), y por el hecho de defender una minoría.
  3. Con falsas imágenes, y atacando la orientación sexual de las parlamentarias, el tweet solo quiere enviar un mensaje de discriminación, una forma de indicar que se debe odiar y recriminar a alguien por expresar esa orientación, y que la sexualidad de los niños se ve afectada por ello.

Ante esto, expresamos un rechazo total, pero también indicamos que el nivel de debate al que se llega es totalmente reprochable, e incluso al punto de la ilegalidad. Una sociedad que le permite a un candidato discriminar a otra persona por su condición sexual, y que en medio de ese acto discriminatorio pone a los niños, es una persona que sin escrúpulos quiere llegar al poder. No se trata de “Digo lo que pienso y hago lo que digo”, se trata de “Odio al que no piensa o actúa como quiero y lo digo”, y si permitimos estos medios como arma política ¿Qué nos queda de democracia?.