El mote se me salió y el no del Condor ha llegado, podría empezar a ser reflexionado desde la actitud Aristotélica por la búsqueda de la auto- suficiencia, por lo menos en el sentido social, eso llevaría a desencadenar nuevas auto suficiencias para en las gentes, con la finalidad de tornar la vida más deseable para vivirla, cuidarla, y no de estar siempre exponiéndola a la tentación de la vanidad que los vicios del mundo le ofrece.
Está columna tendrá por objetivo hacer un parecer sobre lo cívico, político, ideológico a menos de 24 horas de ungir a Pedro Castillo a las labores de presidente. La idea central es reforzar la unidad encontrada, y evitar la división que tanto va buscar la derecha.
En lo cívico y político. Sí antes se buscaba llegar al poder para cambiar las cosas, pues ahora que se está en el poder es la hora de hacer esos cambios, y cumplir lo básico, ¡la nueva Constitución! Sí el Perú avanza en promover una nueva carta magna, no solo servirá de efecto para los peruanos, también daría luz e impulso para que otros países vecinos se animen a ver esas posibilidades. En pocas palabras la lucha contra el capitalismo, neoliberalismo, y neoliberalización es real y concreta, y así mismo debe plantearse la visión de los pueblos en sus resistencias a corto, mediano, y largo plazo.
Se debe de mencionar que una nueva Constitución no arrancaría de raíz al capitalismo, pero por lo menos da un nuevo juego político, social, y democrático, así lo han demostrado los dos casos en la práctica. Ecuador y Bolivia. El Perú, y su sociedad civil deben de saber que la fortuna no llega dos veces seguidas. Por lo tanto, se deben iniciar nuevos procesos de ver la actividad política para enriquecerla y que se fortalezcan los cuadros para el devenir. En resumen, nos referimos, que es la hora, de retomar las escuelas sobre formación de política. ¡El Condor dice no! significa seguir en ese camino trazado de romper con el continuismo social, político y económico, democrático.
En lo político ideológico. Al hablar de mudanzas sociales y políticas, se resalta la idea de que, el pueblo joven tiene mucha responsabilidad para los próximos años, sus oportunidades de pensar en política son ahora. Esto quiere decir que se debe declarar la guerra a la politiquería barata que se sigue practicando en cada región, provincia, departamento, distrito, centro poblado del país. El compadrazgo y clientelismo politiquero no ayudado al desarrollo de los pueblos, por lo contario agudizado las malas prácticas en entender el significado del hacer política- antes que nada, el vivir de la política a dado luz verde para la corrupción y mafias organizadas, y una especie de neo gamonalismos familiares han aparecido.
¡Se le salió el mote al pueblo andino! es saber reconocer con serenidad y responsabilidad que la audacia de los grupos de poder, nunca descansan, y que el triunfo de Castillo por ahora solo ha sido una batalla a favor de los más pobres. Por ende, si hay educación cívica la vida política del país mejoraría, y así el nombre del Bicentenario algo podrá significar. En lo ideológico y político ya se han podido encontrar puntos en común se los tiene que seguir construyendo.
En lo político, y la cultura. ¡El no del Condor! es saber entender que existe una literatura dominante vigente, y que ha sembrado la complejidad, y la avergüenza en la población peruana, rompiendo la esperanza en que desde las múltiples culturas el indio puede hacer mudanzas. ¿hasta dónde es muy cierta la hipótesis, y hasta qué punto se la puede aceptar como auto sugestión valida, para luego mover los hilos a otros caminos donde la complejidad, vergüenza también sea tratada? En este Bicentenario se debe reconocer que las estigmatizaciones raciales son vigentes.
Pensar el Bicentenario este 28 de julio del 2021, no es solo cantar un himno nacional de, ¡somos libres, seámoslo siempre! El Bicentenario necesita una retomada de la acción cívica cultural de todos los peruanos, donde retomar los valores culturales no representen vergüenza y complejos. Reflexionar las fiestas de independencia (““) desde la cultura del indio andino es dar honores a los millones de indios que cayeron por defender la libertad.
Parafraseando a Herman Melville, y su novela Bartleby el escribano, creo se debería reflexionar la idea de aprender a decir, ¡por hora no! y así despertar, y empezar desobedeciendo todo dispositivo de control existente en nuestra vida cotidiana, que oprime, y nos subsume a la conformidad, cual gamonal ordenando a sus peones.
El mote se me salió es una actitud de reconocer los valores y resistencias del Perú estigmatizado, ahí donde la sangre de lo milenario persiste, resiste y vive sus vida.