QUE LE PASÓ AL PRESIDENTE

Opinión Por

Son muchas las personas que se hacen esta pregunta al conocer el comportamiento político “suicida” que instauró el presidente en los últimos días al presentar ante el Congreso de la republica su nefasta Reforma Tributaria. El mismo, en anteriores declaraciones a la radio y televisión había sido categórico que por ninguna razón le iba a imponer un sacrificio tan grande al pueblo colombiano y desechaba esta posibilidad que le parecía lesiva a los intereses del país.

Sin embargo, a partir de este año cambió intempestivamente de opinión y en forma acelerada, junto con su fatídico ministro de Hacienda decidieron, contra viento y marea presentar el proyecto de Reforma para aprobación del Congreso y aquí fue Troya. Las bancadas políticas que rápidamente husmearon la difícil situación que podría presentarse, comenzaron con mucha cautela a apartarse de esta discusión. Esto era tan ostensible que muchos de los integrantes de su partido iniciaron a plantear, en baja voz, su desacuerdo temeroso de que sus clientelas políticas les pudieran cobrar este desafuero en las próximas elecciones parlamentarias.

Pero el presidente estaba tan obsesionado con su programa de televisión “Previsión y acción”, le satisfacía tanto que se olvidó de hablar con las organizaciones más auténticas de la sociedad colombiana y esto lo condujo al “suicidio político” como lo vimos y lo sentimos posteriormente. 

El respetado periodista y analista político Rodrigo Pardo considera que Duque ya está sufriendo “el síndrome del sol a las espaldas” que en su debido momento padecieron los presidentes de antes que se aprobara la reelección presidencial y cita como ejemplo los casos de Alfonso López Michelsen, Turbay Ayala, Pastrana Borrero, entre otros. Es decir que, al no tener posibilidades de reelegirse, su mandato presidencial realmente termina a los tres años. Si esto es así y lo ayudan con cocteles políticos tan explosivos como presentar una reforma tributaria en medio de la mas grave pandemia de virus que hemos soportado el resultado desastroso estaba cantado: Un paro nacional que le quitó todo el poder de maniobra política al presidente Duque y a su partido de gobierno y sumergió al país en el caos que estamos viviendo.

Duque hizo muy mal cálculo cuando fue informado por su ministro de hacienda que las arcas públicas estaban quedando exhaustas y que Colombia iba a perder su buena calificación que había obtenido en las prestadoras internacionales y optó por el camino equivocado: No quiso ponerles impuestos a los ricos, sino que decidió que esta crisis la debían pagar la clase media, los trabajadores, campesinos y los pensionados. Gravísimo error que nos condujo a la situación catastrófica en la que entró Colombia.

La terquedad exhibida por el presidente fue evidente. Desde muchos sectores con visión democrática de país le advirtieron que incrementar el Impuesto al Valor Agregado (IVA), a bienes y servicios y ampliar el numero de contribuyentes del Impuesto a la Renta, en estas circunstancias que vivía el país, era un franco atropello a la clase media y trabajadora que nos llevaría al caos y a la ingobernabilidad, situaciones que estamos viviendo.

Esperamos que el presidente no se deje llevar por la inmadurez, la testarudez ni los consejos ignominiosos de Uribe. Si realmente quiere sacar el país del socavón a donde lo ha conducido sus ilógicos procederes debe implementar una política urgente de DIALOGO con los sectores sociales más representativos de nuestra sociedad, a saber: Organizaciones sociales, Centrales Obreras, Minga indígena, afros, campesinos, madres cabeza de familia y estudiantes. Allí encontrará los elementos fundamentales para comprender la crisis y los mecanismos para superarla.

Presidente del Comité Permanente de defensa de los DD.HH. Fue Embajador de Colombia en Europa. Trabajó en el Programa de Paz de la Universidad Pedagógica de Colombia, y es un reconocido defensor de Derechos Humanos.