Chile vivió una jornada histórica, en unas elecciones marcadas por la polarización, pero sobre todo, por el rechazo a los partidos políticos que tradicionalmente se llevaron la presidencia de ese país desde el regreso a la democracia.
Mientras la senadora Yasna Provoste, única mujer candidata, de una coalición similar a la de centro-izquierda que apoyó a Bachelet en sus elecciones, o la de Sebastián Sichel (exministro del actual gobierno de Piñera), que si bien intentó alejarse del actual mandatario fue leído como el candidato del continuismo, no lograron capitalizar los apoyos necesarios, son dos candidatos de extremos aún más opuestos los que se disputarán el balotaje.
Extrema derecha a segunda vuelta
Ha sido José Antonio Kast, quien hasta la elección fue presidente del partido que él mismo fundó (Partido Republicano) el que logra desde la derecha llegar a la segunda vuelta, y ha sido en los debates donde más se ha recordado al candidato sus posiciones más extremas, que incluyen restricciones a derechos de comunidades LGTBIQ+, el rechazo al aborto, y la defensa de medidas duras contra los inmigrantes.
Kast es abogado, tiene 55 años, es hijo de inmigrantes alemanes, fue Diputado entre 2002 y 2018, y apoyó en la segunda vuelta presidencial a Piñera, luego de quedar en cuarto lugar con casi el 8% de los votos en 2017, una sorpresa pues las encuestas no vaticinaron que lograra más del 3%, y ahora, cuatro años después, ha logrado un apoyo que reúne el 27,8% de los votos, con el primer lugar en la primera vuelta.
Aunque el programa de Gobierno y posturas políticas del candidato son generalmente tachadas de extrema-derecha, y a que él felicitó (y es cercano) al presidente Jair Bolsonaro por su victoria en Brasil en 2018, su estilo difiere mucho de este, incluso del expresidente Donald Trump con quien también tiene afinidades, Kast es reconocido por un estilo más mesurado en la forma de comunicarse, y aunque rechaza lo que considera “políticamente correcto”, su estilo pausado contrasta con sus propuestas extremas.
Las propuestas de Kast, van desde un endurecimiento de las políticas migratorias del país, en especial ante la llegada masiva de ciudadanos venezolanos, pasando por la idea de hacer más pequeño al Estado, incluso reduciendo impuestos a grandes corporaciones, y buscando un brazo social que no queda completamente claro cómo lo financiará.
La izquierda que tendrá que buscar al centro
El otro candidato que va a segunda vuelta, es un joven Gabriel Boric, de 35 años, dejó inconclusos sus estudios como abogado, es diputado desde 2014, y su carrera política se ha visto marcada por su liderazgo estudiantil, y en especial por su iniciativa de lograr una nueva Constitución en el país.
Probablemente la campaña de Boric no tendría hoy grandes resultados, sino fuera por el estallido social que vivió ese país en octubre de 2019, y que hizo tambalear al gobierno de Sebastián Piñera. Llegando así al segundo lugar con el 25.83% de los votos.
Boric fue uno de los firmantes del pacto para llamar a las urnas a los chilenos y lograr una Convención Constitucional que hoy se encuentra redactando una nueva Carta Magna, y la coalición Apruebo Dignidad, ha intentado ser opción de poder interpretando estos momentos históricos de la política chilena, por eso sus marcadas propuestas de renovación.
Pero su mayor fortaleza es también la que genera mayores críticas, no sólo su falta de experiencia en la administración pública, también, muchos se preguntan si logrará aterrizar sus ambiciosas propuestas de cambio en una agenda política crucial para Chile, que va desde las dificultades con inmigración, el golpe económico producido por la pandemia, y la gran desigualdad de uno de los países más prósperos de la región.
Además, el apoyo en su coalición del Partido Comunista, y varias de sus propuestas sumamente reformistas, desde configurar un nuevo sistema de pensiones, hasta hacer un vuelco más drástico hacía las energías renovables, serán difíciles de materializar con el actual escenario político. Boric promete aumentar los impuestos a los más ricos, mientras incentiva el trabajo femenino, está a favor de la diversidad sexual y el aborto, prometiendo un gobierno feminista. Pero si Boric no busca el centro, podría quedarse corto en el balotaje.
Difícil segunda vuelta
La segunda vuelta entre Kast y Boric será compleja, no sólo podría estar marcada por el abstencionismo que en 2017 ya superaba el 50%, lo que puede afectar la balanza que garantizaría la victoria, como también por los desafíos para convocar los apoyos electorales de los candidatos perdedores de primera vuelta.
Si se hiciera una suma sencilla, entre los candidatos que se definen como izquierda, derecha, o centro-izquierda, centro-derecha, Kast tendría la ventaja con un 53%, y Boric tendría problemas con poco más de 46%, pero dicho calculo es mucho más complejo e incluso engañoso.
Por una parte, el tercer lugar se lo lleva Franco Parisi, quien hizo una campaña desde Estados Unidos (no volvió al país ni para la jornada electoral), y aunque su Partido para la Gente, es considerado de derecha, su votación podría leerse más desde el voto anti-sistema que también impulsó a los dos ganadores de la jornada, así que no es claro si ese electorado se decantará por Kast en segunda.
Además, ninguno de los ganadores de la jornada tendrá mayorías parlamentarias, lo que completa un escenario difícil para alcanzar un gobierno que cumpla con los programas de propuestos.
La carrera por la segunda vuelta ya comenzó, y los candidatos tendrán hasta el 19 de diciembre para lograr unificar a un electorado necesario para ganar, y con estos resultados cualquiera de los dos parece tener opciones de victoria.