Con el 98,86% de los votos escrutados, y a menos de una hora del cierre de las urnas, Gustavo Petro Urrego, se convirtió en el nuevo presidente electo de Colombia, y Francia Márquez, la nueva vicepresidenta electa.
La diferencia de tan sólo 3,2%, deja un panorama claro para el país, una profunda división entre regiones y miradas políticas, que van desde el temor a un gobierno de izquierda en el centro del país, y una poderosa tendencia al cambio en el pacífico y caribe, además de Amazonas, y que rechazó el proyecto del ingeniero Rodolfo Hernández.
Una campaña reñida
La campaña fue cruda, desde filtraciones de videos de reuniones de la cúpula de la campaña del Pacto Histórico, hasta filtraciones de una antigua fiesta en un yate del candidato Hernández, ambos hechos dejando serías dudas al país.
Al final, Petro logró cerrar con esta victoria el arranque en el poder de un proyecto que cocinó por años, quedándose hace cuatro años a las puertas de la victoria frente al ahora presidente Iván Duque, ahora lo reemplazará y tendrá que recibir los resultados de su criticado mandato.
Hernández, fiel a su estilo no logró realizar una campaña movida, salió del país días antes de la elección, evitó los debates con explicaciones sumamente cuestionadas, y se queda ahora con una curul en el senado y su candidata vicepresidencial Marelen Castillo una curul en la cámara (falta ver si lo aceptarán).
Bogotá fue fundamental para la victoria de Petro, allí en candidato del Pacto logró más de 2.246.993 votos, y su mayoría urbana en otras grandes ciudades como Barranquilla y Cali, donde logró más de 60% de la votación, hizo posible su victoria.
Cuatro años de grandes retos, de una campaña que prometió un cambio drástico, y una propuesta compleja para girar el rumbo del país en muchos aspectos, tendrá que materializarse en mitigar el hambre, la pobreza que dejó la pandemia, y una inflación inquietante.
Inicia un cambio lleno de desafíos.