Se calcula que 550 barriles de petróleo y lodos terminaron en las fuentes hídricas cerca de Barrancabermeja, una crisis ambiental de amplias proporciones, en total son 58 mil barriles entre el crudo, líquidos y agua.
La devastación es impresionante, las imágenes impactantes y la descarga de la culpa sumamente esquiva. Hasta ahora tanto le Ministro de Ambiente Luis Gilberto Murillo como el presidente de Ecopetrol Felipe Bayón, hablan de hechos que no deben volver a ocurrir, pero también se esperaría que hablen sobre cómo pudo evitarse, y las responsabilidades alrededor del daño.
La fauna de la zona se ve seriamente afectada, y a su paso ha terminado con la vida de tortugas, iguanas, bocachicos, y hasta tigrillos. Una inmensa macha negra cubre la zona, y la afectación tomará años en revertirse.
Entonces ¿Quién es el responsable?, ¿Podría decirse simplemente que era un pozo abandonado como dijo Ecopetrol y dejarlo todo a un accidente?, o quizás ¿Podríamos afirmar que fue un hecho fortuito y no controlable?
La responsabilidad sobre este pozo era de Ecopetrol, y el Gobierno debía vigilar que su abandono no afectara la zona, además de prevenir el mayor daño posible causado. Todo esto tendrá que ser materia de investigación, pero además tendrá que determinar a los responsables de tal magnitud de destrucción, a diferencia de otros errores, éste tardará décadas en solucionarse, y seguirá afectando la vida de cientos de habitantes de la zona que dependen del equilibrio de ese ecosistema.
Entonces, ¿Quién asumirá la responsabilidad? Quizás lo primero que espera el país son las renuncias de aquellos involucrados.