El famoso “De que me hablas viejo”, podría ser solo una frase del presidente Iván Duque producto de un momento incómodo, o quizá de no prestarle atención al periodista, pero al menos, es el sentimiento que parecen tener los colombianos de la gestión de Duque, el presidente no está conectado con el país, al igual que pasó con la vieja frase del presidente Santos durante el Paro Agrario.
La favorabilidad del presidente Iván Duque está por el suelo, la caída de su Ministro de Defensa, en un acto donde no se reconoció un evidente error garrafal (al menos de comunicación), y una agenda partidista que sigue chocando con las diferencias de otros sectores políticos, deberían dejarle una profunda reflexión. Al presidente se le olvidó que no ganó sólo con el apoyo de los partidos declarados de gobierno, en especial solo con el Centro Democrático, y que la agenda que estos sectores representan es minoría en el congreso.
No se lee de parte del gobierno una hoja de ruta que esté conectada con los reclamos regionales, como tampoco con las visiones de otros sectores sobre los principales temas a reformar, y eso, sumado a sus errores en los últimos meses, son el combustible perfecto para las movilizaciones del próximo 21 de noviembre.
El ejemplo regional demuestra que los mandatarios que no prestaron la adecuada atención a la explosión social que vivieron en sus países, terminaron negociando, cediendo, o incluso cayendo.
Sorprende así mismo que las declaraciones sobre el paro del 21N, sean tan reactivas, como en el caso de la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, que sin un ápice de empatía y desde la orilla de un gobierno impopular, dijo que aquellos que marchen “no quieren a Colombia”, como si las marchas no fueran para los ciudadanos un punto de honor de sus reclamos sociales.
La vicepresidenta debería prestar atención al mandatario, quien, en lugar de tachar de enemigos a los marchantes, arrancó aceptando que la “protesta pacífica es un derecho” y que tendrán todas las garantías, aunque no tardó en acusar a los que “quieren pescar en río revuelto”.
El Gobierno necesitará más expresiones de escucha y diálogo, más acciones de unidad al país, y de una agenda amplía, o marchas con las del 21N, serán sólo el inicio.