Al momento de escribir la presente columna, no se ha llegado al 100% del escrutinio a la alcaldía de Bogotá, pero ya es clara la victoria de Claudia López, la impresionante votación de Carlos Fernando Galán, un tercer lugar para Hollman Morris, y la quemada de Miguel Uribe Turbay.
Mi análisis de lo que pasó, desde mi opinión, y experiencia, campaña por campaña es el siguiente:
- Miguel Uribe Turbay – Tanta publicidad como errores
Me queda corto el espacio para indicar todos los errores cometidos en la campaña del candidato de la continuidad a la alcaldía de Bogotá. Por un lado, no comprendo como nadie le asesoró que la sombra del actual alcalde Enrique Peñalosa, ya era bastante grande, un mandatario impopular, pero que en plena campaña continuó con declaraciones igualmente impopulares, y además, decidió asumir otra, la del expresidente Álvaro Uribe, que en Bogotá tiene en elecciones locales una histórica resistencia a sus candidatos, al menos Peñalosa hace 4 años, dejó que Pacho Santos continuara como el candidato uribista de la contienda hasta el final.
Además, a esto debemos sumarle los problemas comunicativos, por un lado, decir que quería acabar con la división en la ciudad, pero al mismo tiempo, haciendo una campaña donde calificó a toda la oposición de querer arrancar de cero otra vez, a eso se suman sus ataques iniciales a Claudia, luego a Carlos Fernando, y finalmente sacando publicidad (en general en la campaña bastante amplía) sobre el voto útil, como si además de aquellos que saben algo de marketing político, el ciudadano de a pie supiera que traduce ese concepto.
Quizá su mayor error, fue aglomerar a todo partido político posible a la campaña, sin rodeos, sin calculo, dejando que decisiones impopulares como la sacada de Ángela Garzón de la candidatura del Centro Democrático, no le costara electorado dentro de su propio nicho de centro-derecha. Alguien debió recordarle a Uribe Turbay, que, si algo aprendimos de todas las elecciones a la Alcaldía después de Mockus 1, es que Bogotá no elige a candidatos con una evidente maquinaria tradicional.
- Hollman Morris – El del metro subterráneo
Morris tuvo tres grandes problemas, el primero, fue una campaña de petristas para petristas, acompañado de la imagen del líder de la Colombia Humana, alguien debió asesorarlo y decirle que si algo aprendimos de la primera vuelta presidencial, es que Petro ya no tenía por sí sólo las mayorías en la capital, tiene un importante reconocimiento, pero necesitaba impactar un electorado por fuera, segundo, fue en extremo monotemática, como si hacer el metro elevado o subterráneo fuera el tema más importante para el electorado (quizá sí para el senador Petro y sus seguidores), pero no para los agobiados con la inseguridad, y la corrupción en la ciudad.
Finalmente, no logró superar totalmente los escándalos sobre su imagen (que incluyen una denuncia de maltrato intrafamiliar y de acoso por parte de al menos dos periodistas), las mujeres más relevantes de la Colombia Humana lo abandonaron, y en lugar de rodearse de más líderes femeninas, se fue con Petro (otro hombre cacique de su movimiento) a recorrer la ciudad. Le faltó salir de su nicho, intentar ir al centro, y recordar que la ciudad es más que metro.
- Carlos Fernando Galán – Inteligente, pero le faltó tiempo
En una columna de opinión explique la interesante e inteligente estrategia de la campaña Galán, que se enfocaba en el votante mediano, y funcionó de maravilla, pues el exsenador de Cambio Radical es hoy el candidato no ganador de la alcaldía más votado de la historia con más de 1 millón de votos.
La campaña de Galán hizo dos importantes lecturas, la primera, que la elección estaba polarizada, pero que eso estaba cansando a los ciudadanos, y por lo tanto debían apostarle al votante medio, y segundo, la forma, con una candidata puntera reconocida por su fuerte carácter, y dos candidatos más en cada orilla (Uribe Turbay con Peñalosa y Morris con Petro), mostrarse sereno, sincero, y sobre todo, independiente, era lo más efectivo.
Galán dejó que Uribe Turbay se llevara los avales de partidos de derecha y tradicionales, que no han hecho en conjunto, con grandes coaliciones, hacer ganar a ningún alcalde en décadas, y se concentró en ser la antítesis de Claudia, algo que terminó desangrando en la opinión de la centro-derecha a Uribe Turbay.
Su error, es doble, primero, falta de tiempo para construir una imagen de candidato sólido y reunir más voto útil, y segundo, mantener la imagen de independiente, que debió ser más cuidadosamente construida, pues al puntear en las encuestas, los ataques se concentraron en mostrarlo más peñalosista y vargallerista, algo difícil de lidiar.
- Claudia López – Ganadora, pero no sin dificultades
López era la favorita a inicios de año, con una diferencia que en ocasiones superó los 30 puntos, pero se fue desinflando. Un asesor inteligente ya pronosticaría ese cambio, pues al tener más candidatos y activar más posiciones políticas, y además, al tener una candidata polémica como ella, era razonable que cayera. Lo sorprendente fue ver que perdiera el favoritismo, y al final se sintiera que Galán estaba por vencerla.
Fue inteligente al final no irse a la izquierda del espectro de opinión, teniendo a Petro en su campaña (sea por estrategia o por rechazo de Petro), eso le dio más juego en el votante mediano, también fue inteligente explotar al máximo todas las fortalezas de Claudia, desde un meta-mensaje que la mostraba como una mujer sencilla, de origen humilde, cuya carrera la había llevado hasta este cargo, y por supuesto, su lucha de vida contra la corrupción, contra la clase política, y la idea de que era singular, mujer, diversa, y de un partido que nunca ha gobernado el país.
Su mayor error, prestarse para un discurso rígido al inicio, respondiendo los ataques de Uribe Turbay y Morris, y dejando el espacio de un liderazgo más abierto a Galán, al menos, al final, eso no la noqueo.