Algunos candidatos para las elecciones de octubre de 2019, llegan sin propuestas, pero con grandes maquinarias, o al menos sin propuestas realizables, otros populares, y con el apoyo de diferentes aliados, llegan con propuestas muy elaboradas, grandes promesas de cambio, pero sin una hoja de vida adecuada.
Un ejemplo perfecto, es el de John Jairo Torres, más conocido como John Calzones, quien ganó hace cuatro años la alcaldía de Yopal, todo a pesar de sus peleas, accidentes de tránsito, y conocidas fiestas.
Pero tenía una promesa, construir una quinta parte de la ciudad, dar vivienda a los necesitados y subsidiarla, por supuesto, fue enviado a prisión por el origen de esos terrenos, un negocio redondo que incluía pasar por el Concejo de la ciudad un plan para que los terrenos sean urbanizables.
Pero la hoja de vida de Torres, no parecía la de un gran administrador, o alcalde.
Quizá, el caso de Yopal parezca extremo, pero son estos candidatos los que florecen por todo el país, otros tienen origen político, son los familiares de algún cacique, han sido incluso parlamentarios, pero la pregunta persiste: ¿Están preparados para gobernar?
Tener experiencia en ejecución de presupuesto, y estudios, debería ser un mínimo para los electores, así legalmente no sea un requisito, la hoja de vida de los candidatos debe mostrar también que “nos les queda grande” la labor que los electores le confiarán.
Si un candidato no está listo para administrar una ciudad, defender los derechos de sus ciudadanos, y trabajar por sus gobernados, de manera técnica, humana, pero también eficiente, entonces sus motivos para llegar al poder podrían ser distintos a los que requiere la elección.
Demostrar transparencia en su hoja de vida, debe ser otro requisito mínimo, una cuestión mucho más compleja, pues algunos alegan tener persecuciones judiciales, o exageraciones sobre las investigaciones que pesan sobre ellos, pero todo debería ser visto con lujo de detalles para los votantes.
Este es un llamado a no quedarse en los discursos y promesas, sin calificar la idoneidad de los candidatos para un cargo, responsabilidad que recae principalmente en los ciudadanos.