Se hundieron las curules para las víctimas una vez más, con ellas se hundió también la reforma a la JEP, y las esperanzas de llegar a un consenso sobre los temas de implementación y posibles reformas al Acuerdo de paz.
Las víctimas que son la parte del conflicto armado que más protección deberían tener del Estado, y además es a ellas para quienes debe pensarse e implementarse lo que falta del Acuerdo, están una vez más sin curules, sin representación efectiva, y con una burla total sobre su papel en tan larga guerra.
¿Qué se les dirán a las próximas generaciones? Que tramitamos proyectos para que todas las minorías tuvieran representación política, que acabamos la guerra y dimos a los exguerrilleros curules en el congreso, que abrimos las puertas de la democracia, pero una vez más dejamos a los más desfavorecidos, en esta ocasión a las víctimas de ese mismo conflicto.
Este es el momento histórico para no darle la espalda a las víctimas, para hablar de verdaderas condiciones para la reconciliación, el presidente Iván Duque quizás no tenga las mayorías para hacer las grandes reformas que siempre quiso al Acuerdo de paz, pero tampoco lo puede dejar morir por una débil y poco seria implementación. Confiamos en su buena disposición y en parte de sus palabras en Francia.
Pero ahora, llamamos la atención sobre un hecho fundamental, dar fin a las olas de violencia sin sentido entre colombianos, requiere tratar a todos los actores de acuerdo a sus condiciones, por eso, aquellos que tanta jactanciosamente se han hecho llamar defensores de las víctimas, no pueden ahora reclamar que intentan protegerlas, cerrando la puerta para que sean ellas tengan también un espacio y una voz en el ente que por excelencia que intenta reunir la representación política de nuestro país en toda su diversidad.
¡El Congreso debe escuchar a las víctimas y darles un espacio!