El caso de las jugadoras de la Selección Colombia de Fútbol Femenino Sub-17, de las jugadoras del fútbol de mayores, evidencian una serie de errores injustificables de la Federación Colombiana de Fútbol.
Si este caso estallara sobre los nombres de los jugadores de la Selección de Fútbol Masculino, las cosas seguramente serían muy distintas, la presión en la opinión pública, e incluso institucional serían severas, pero no fue sino hasta que ellas realizaron toda una campaña en medios para visibilizar este tema, que finalmente (junto a la presión de redes sociales), se logró un avance.
La Fiscalía General llamó al extécnico Didier Luna (uno de los acusados por la exfisioterapeuta Rozo por acoso) para que se presente este 22 de marzo a audiencia por el presunto delito de acoso sexual.
Pero, aunque necesario, esto bien podría ser bastante deficiente si no se incluye en la cadena a los directivos que las mujeres denunciantes afirmaron informar, y por supuesto, luego de la falta de apoyo como la del presidente de Difútbol Álvaro Gonzalez, quien acusó a las jugadoras del cierre de la liga femenina por: las “denuncias y el escándalo público que ellas mismas motivaron”.
No es posible que se vuelva a victimizar a las jugadoras acosadas, no puede ser posible que bajo tristes condiciones materiales se intente hacer una liga femenina de fútbol en Colombia que sea respetable, y que luego se acuse a las mismas jugadoras de no lograrlo, no es posible que se discrimine y juegue con el futuro de deportistas que han llegado en sus ligas y campeonatos tan lejos como en el caso colombiano.
Ese es el mensaje que envió la Federación Colombiana de Fútbol justo en el marco del Día Internacional de la Mujer.