El gobierno de Iván Duque tendrá una serie de grandes responsabilidades, el país está en un punto crucial de lo que podría ser el avance o retroceso de los desafíos que lo definirán los próximos 50 años.
La paz
La implementación del Acuerdo de paz con las FARC, y la posibilidad de una verdadera paz en las regiones que lleve por fin la presencia del Estado, más allá de las Fuerzas Armadas, y con una importante apertura de oportunidades, es quizás el paso más importante que se espera del gobierno para las regiones entregadas por años a la violencia.
La violencia es el más grande de todos los males cuyas consecuencias han afectado la vida política del país por décadas, y que ahora parecen ver finalmente la luz al final del túnel, pero todo quedará en manos del nuevo presidente. Duque podrá finalmente hacer el gran acuerdo político por la paz, o hacer las reformas que pongan en tensión su estabilidad.
La economía
El tema económico para el país pasa por los retos de los precios del crudo, que han afectado a la nación en los últimos años. Garantizar la estabilidad fiscal será crucial, y esto muy probablemente requerirá endeudamiento y formas para afrontarlo, además se espera un plan de austeridad al respecto.
Diversificar la economía en un proceso que no se hace de la noche a la mañana tendrá que ser una prioridad para el país en los próximos años, y en temas tan sensibles como la seguridad alimentaria.
Además, está un Sistema de pensiones que ha manera de bomba de tiempo requiere una gran reforma, que permita garantizar las pensiones a largo plazo, acabar los excesos de pensiones millonarias, y asegurar los recursos para los colombianos que comienzan a cotizar desde ya.
La justicia
La primera propuesta polémica del presidente Duque ha si la de unificación de las altas cortes en una gran “Mega Corte”, que tendrían un nuevo procedimiento de elección, y concentraría en salas lo que se hace hoy en tres o cuatro cortes.
Pero la justicia también necesita recursos, tanto para atender lo que ocurre con los procesos en curso, como por la crisis carcelaria. Las cárceles están muy por encima de su capacidad y trabajan en condiciones prácticamente inhumanas, mientras los Alcaldes y Gobernadores al mismo tiempo, han presentado reclamos por la flexibilidad de la norma que deja a los delincuentes en la calle, pese a los grandes esfuerzos de la policía.
La seguridad en las ciudades requerirá más fuerza pública, pero además una reforma que garantice justicia.
Grandes retos de una inmensa lista, además de las “papas calientes” que tendrá que solucionar el nuevo presidente.