Existen muchos sectores que se han visto golpeados por pasar sus actividades a sesiones virtuales, entre ellos están los retos de la educación, de las ventas al detal, o incluso servicios tan básicos como los ofrecidos por las peluquerías, pero, además, el funcionamiento mismo del Congreso.
El Legislativo como rama del poder, ha quedado rezagado ante la difícil tarea de continuar sus labores a través de sesiones virtuales, senadores como Jorge Enrique Robledo, Rodrigo Lara, y desde la semana pasada, Roy Barreras, advierten de los problemas que existen en la Ley que actualmente rige su funcionamiento para llevar a cabo las sesiones virtuales.
Cámara semi-presencial
Pero mientras el Senado permanece en sesiones virtuales, la Cámara decidió irse por sesiones semi-presenciales, a través de un acuerdo político entre todas las bancadas que por cada 5 representantes pueden enviar a un parlamentario a representarlos, y aquellos con menos de 5 congresistas en su bancada pueden enviar igualmente a un parlamentario.
Esto significa que al menos 40 debían estar presentes en el recinto del Congreso, pero el pasado viernes solo llegaron 19, al ingreso se tomaba su temperatura, en el salón las sillas estaban debidamente separadas, y los congresistas llegaron con tapabocas.
La modalidad virtual representa sus propios desafíos, la votación uno a uno es extensa, igual que el llamado a lista, los Congresistas deben encontrar formas de tomar la palabra de manera ordenada, y en ocasiones esto genera más desorden, factores que no cambiaron con la semi-presencialidad.
Los legisladores llegaron con un computador portátil debajo del hombro, para conectarse al mismo tiempo que el resto de la bancada, lo que representa la misma sesión virtual, con los mismos problemas de llamado a lista, además, algunos usaban tapabocas de uso del personal médico.
A lo anterior de suma el desorden de la jornada, los problemas para tomar la palabra, y para realizar una sesión ordenada.
También es evidente que no todos los congresistas están de acuerdo con la medida, y aunque se realizan votaciones con normalidad, el proceso en total es mucho más extenso que en su funcionamiento normal.
No estaban preparados
Parece obvio notar que la regulación misma del congreso no estaba lista para este escenario, la Ley 5 de 1992 que regula el funcionamiento del Legislativo, no tiene prevista la realización de sesiones de manera virtual, ni fue reformada en los últimos años pensando en esa posibilidad.
Las sesiones virtuales se han sostenido en el Decreto 491 de 2020, pero los mismos parlamentarios alegan que esto no reforma, ni está por encima de la mencionada Ley, ni ha pasado por revisión constitucional, lo que genera más dudas de su aplicación en el Congreso.
Además, regresar a sesiones totalmente presenciales para hacer las reformas necesarias, tomaría todo el tiempo que queda de la emergencia, al final, parece un callejón sin salida al que solo queda tomar el riesgo de hacerlo presencial, o el riesgo de incumplir la Ley 5 y hacerlo virtual o semi-presencial.
Por supuesto, la Cámara con 172 representantes, supera en buen número a los 108 senadores, lo que genera más presión para debatir y votar en una plenaria desde lo virtual o semi-presencial.
Quizá esa sea la mayor lección que deja la pandemia al Congreso, se necesita más tiempo en prepararse para estar a la altura de la tecnología y las posibles emergencias que viva el país, y menos en condecoraciones.