Colombia acaba de pasar por unas movidas elecciones legislativas que nos dejan varias lecciones, precisamente sobre uno de los entes menos queridos por los ciudadanos, pero también en el que muchas veces menos cambios se ven en su configuración.
Sin definir qué sentido ideológico, o partidista debería tener el Congreso, es innegable que su trabajo en las últimas décadas se ha quedado corto, son más los escándalos de corrupción que las leyes que tramitan, los temas más relevantes en las discusiones sobre derechos no logran tener espacio en el legislativo, el aborto, la eutanasia, o los derechos de las minorías, tradicionalmente los ha abordado la Corte Constitucional, ante la mirada de un raquítico y poco productivo legislativo. Los antiguos ilustres reconocimientos que entregaban a destacados ciudadanos, se cuelgan ahora sobre cualquier político con suficientes apoyos, así luego termine en la cárcel por conductas que nada tienen que ver con el honor que le otorgó el senado o la cámara, y así podrían continuar los ejemplos todo el día.
Pero el resultado del pasado 13 de marzo, demuestra que los electores quieren un cambio, aunque ese cambio no es tan notable como se esperaba.
Ganó el Pacto Histórico, pero no configuró una mayoría absoluta
Las cuentas más alegres del candidato del Pacto, Gustavo Petro, en twitter, son de 46 congresistas, y si así fuera en la práctica, todavía le faltaría para tener las mayorías necesarias para su más ambiciosas y divisivas propuestas de reforma.
En el senado no lograron los 20 o 30 escaños que buscaban, pero su resultado no es nada despreciable, vencieron a los partidos tradicionales y se alzaron con 16 curules, en la cámara ocurrió la verdadera victoria, en un espacio donde generalmente ganan las maquinarias más regionalizadas, el Pacto Histórico logra casi 30 representantes, demostrando que la estructura de la gran alianza liderada por Petro no es sólo un fenómeno de grandes ciudades.
Hay que destacar que varios senadores repiten o saltaron de la cámara en las listas del Pacto, no es propiamente una total renovación, pero sí una de las bancadas más grandes de esa cámara. Mientras otras listas que lo apoyaban se quemaron, como la de Fuerza Ciudadana, donde se quedaron atrás antiguos aliados de Petro, como Hollman Morris, o el profesor Gilberto Tobón.
Así las cosas, en un eventual nuevo gobierno liderado por Petro, va a necesitar de una gran alianza, no sólo para asegurar el apoyo de antiguos aliados en otras listas, como el caso de Inti Asprilla o Katherin Miranda en los Verdes, también incluso de bancadas completas que le garanticen aplanadoras en sus proyectos clave, como atraer el resto de la lista del Centro Esperanza (algo que tendrá que esperar al fin de la campaña presidencial por su apoyo a Fajardo), o incluso retomar los coqueteos a los Liberales, que ahora sí tienen margen negociador a través del congreso.
Ganaron los partidos tradicionales
Probablemente una de las pifiadas más grandes en el análisis pre-electoral, fue calcular una caída dramática de los partidos más tradicionales, pero la elección al Congreso no es un concurso de popularidad en medios, y mientras se dieron múltiples entrevistas a candidatos de listas como Fuerza Ciudadana o Nuevo Liberalismo, los candidatos que casi nunca se ven en la prensa nacional (a menos que sea por un escándalo) alcanzaron varias de las mayores votaciones desde el Partido Conservador, el Partido Liberal, La U y Cambio Radical.
El caso de los azules es de destacar, no sólo logran las mismas curules que el Pacto (16), además aumentan dos a comparación de su resultado de hace cuatro años, con un candidato presidencial que se hundió en el tercer lugar de su consulta, y varios sectores criticando a varios de sus cuestionados candidatos, los conservadores demostraron seguir vigentes, quizá beneficiados con el derrumbe del Centro Democrático -CD bajo un gobierno impopular, que dejó un espacio nuevo en la derecha (sector que poco ha innovado en partidos desde la reelección de Álvaro Uribe o el nacimiento del mismo CD).
Los liberales también ganan, su director Cesar Gaviria puede ahora decir que tienen un escaño más en senado, y que siguen siendo la mayor bancada de la cámara. Un partido que, sin agenda clara y unida, apoyó a candidatos en las tres consultas presidenciales de la jornada, y que pudo captar ese apoyo regional que los caracteriza. Ahora podrán negociar su apoyo presidencial, y aunque buscan disfrutar del co-gobierno, hay que recordar que no parece existir un costo en votos a su apoyo hace cuatro años a Duque, lo que podría terminar dividiendo a los liberales que buscan un nuevo apoyo a Fico.
La U, que poco o nada hizo en las urnas por su candidato presidencial, el siempre cambiante, Enrique Peñalosa, retrocedió significativamente en la cámara, y perdió al menos 4 curules en el senado, un partido que parece achicarse con las fugas al Pacto Histórico, Partido Liberal y por supuesto, a los mismos conservadores. Cambio Radical fue otro gran perdedor, que no bastándole la derrota de Char sin un apoyo claro a él, decidirá si ante la derrota lanza al exvicepresidente Germán Vargas Lleras en los próximos días.
El Centro Democrático cayó, pero no fue un desplome total
Por primera vez, el CD se enfrentó a una elección legislativa sin encabezarlos el expresidente Álvaro Uribe, con lista abierta, y jugándose una elección compleja con un gobierno de su partido que tiene cerca del 70% de desfavorabilidad.
El resultado fue una derrota, pero no la que esperaban sus contrincantes, el CD perdió a cerca de la mitad de sus representantes, incluida la curul en el exterior, pero logró llegar con 14 senadores al legislativo, y dejar en claro que sí tienen congresistas con un caudal electoral importante.
Probablemente, lo que más perdieron en la jornada desde el uribismo, fue su vocación directa de poder, atrás quedaron los gritos de “el que diga Uribe”, y ahora intentan en cuerpo ajeno llegar de nuevo al Gobierno, algo paradójico, pues bastantes asperezas internas tuvieron que limar al decidir lanzar a un debilitado Óscar Iván Zuluaga, que sólo tuvo candidata vicepresidencial por una semana, y 24 horas después de las consultas se fue con Fico Gutiérrez.
Los quemados
La lista de quemados fue amplia, ni representantes conocidos por su trabajo juicioso como Mauricio Toro de los verdes o José Daniel López de Cambio Radical, lograron repetir, los gobiernistas dejaron a varios de sus más mediáticos congresistas por fuera, como el caso de Edward Rodríguez que intentaba saltar al senado, o Santiago Valencia, y representantes del CD, como Margarita Restrepo o Gabriel Santos.
Los verdes se quedaron sin el senador Antonio Sanguino, y también se quedaron por fuera polémicos nombres, como el del charista Cesar Lorduy.
El mayor fracaso fue para los movimientos o partidos revividos, el Nuevo Liberalismo se quedó por fuera del senado, y sólo logró una curul en Bogotá, ya han llovido críticas a los hermanos Galán por no adherirse a la lista de la Centro Esperanza como se les recomendó en un inicio.
Como ya se dijo también se quemó Fuerza Ciudadana, pero a eso se suma una mínima participación en el caso de Salvación Nacional (partido del fallecido Álvaro Gómez Hurtado) y Estamos Listas el movimiento feminista que quería llegar por primera vez al legislativo.