Dice la frase que “el ego se alimenta de la atención de los demás”, y eso parece ser lo que ocurre con el twitter del Expresidente Álvaro Uribe Vélez. El mismo twitter por el cual la Corte Suprema aceptó que había mentido contra el periodista Daniel Coronell aunque sin mayores consecuencias, ese mismo con el que ha estigmatizado a otros periodistas que no dicen lo que le gusta al exmandatario, el mismo con el cual difundió mensajes en plena campaña del plebiscito que ahora sabemos no eran ciertos, o con los cuales ha señalado a más de un opositor como “criminal” “amigo de la farc” etc.
Ahora un nuevo episodio llama la atención y es una conversación que el expresidente subió a sus redes alegando que un empresario se la había enviado y que esta reflejaba la preocupación de lo ocurrido luego del atentado en el Centro Comercial Andino.
Las redes no tardaron en inundarse desmintiendo al Senador, y afirmando que basados en el color de los textos escritos en los pantallazos, el mensaje fue escrito por el propio Uribe, y que no se trataba más que de una nueva mentira. Ahora, aunque el empresario ya apareció y aclaró que efectivamente sí escribió el mensaje, pero no fue enviado al expresidente sino a otra persona, también aclaró que: “Apoyo el Gobierno de Santos y voté por él”.
La pregunta lógica es: ¿Por qué hemos permitido que desde su twitter el expresidente marque la agenda del país?
Como ocurre en las redes sociales en general, algo es relevante precisamente porque los usuarios de esas redes le prestan atención, lo comparten, lo hacen tangible. Luego de tantas mentiras, engaños, y hasta errores ortográficos, ¿No es suficiente la atención que ya recibe la cuenta del expresidente y su influencia en la opinión pública?
El gobierno, los medios de comunicación y todos los involucrados en estas redes, somos los que damos vida con cada respuesta a las opiniones, tergiversaciones o campañas promovidas por Uribe.
Es momento de hacer un alto y reflexionar sobre esa relevancia dada, y concentrarnos en la realidad, en los hechos, e incluso en las personas que en redes sociales han demostrado actuar con la verdad y no a favor de la manipulación, como lo demostrado estos años en la cuenta del expresidente Uribe.