El nuevo presidente llega después de un intenso debate alrededor de varias visiones de país, pero más allá de eso, Colombia tendrá que enfrentar inmensas responsabilidades los próximos cuatro años, por lo que es indispensable que el nuevo presidente tenga éxito en ellas.
El país necesita revisar con urgencia la implementación del acuerdo de paz, para dar continuidad y realizar las correcciones necesarias, además se necesitan políticas para combatir la inseguridad en las ciudades y una reforma a la justicia.
La economía se debe pensar más allá del petróleo, se debe enfrentar la muerte de líderes sociales, y formas más acertadas para la erradicación de cultivos ilícitos.
Pero quizás de todo lo anterior, lo que más esperan lo colombianos es medidas contundentes contra la corrupción, que cobró los casos de Reficar, Odebrecht, el cartel de la Toga, los carruseles de contratos, y casos tan aberrantes como el cartel del síndrome de down y de la hemofilia en regiones como Córdoba.
El presidente tiene un gran reto entre manos, su mensaje de reconciliación el domingo, tendrá que expresarse en hecho reales de un país cansado de la división, de los debates sobre personas, y no sobre las ideas y soluciones que tanto se requieren.
La oportunidad está en la mesa para que Iván Duque tome cartas, y en ese camino expresamos nuestros mejores deseos para su gobierno.