Una tragedia, eso fue lo que ocurrió ayer en la Escuela de Cadetes General Santander, un atentado que cegó la vida de 21 personas y 68 heridas. El carrobomba al interior de la Escuela ha sido uno de los atentados más graves de los últimos años, justo cuando se había nombrado una nueva Cúpula Militar.
Hoy se sabe que José Aldemar Rojas, de 56 años, fue el perpetrador del atentado, y murió al chocar la camioneta en un ataque kamikaze. También se sabe que guardaba relación con el ELN, y el gobierno culpa a este grupo armado del atroz crimen.
Más que los victimarios y responsables, cabe recordar a las víctimas, a los que sus vidas cambiaron para siempre pues perdieron un ser querido o quedaron gravemente heridos, casos llenos de dolor, pero también historias llenas de valentía.
El oportunismo político no se hizo esperar, culpar a sus rivales políticos en medio del dolor de las víctimas, ha sido algo recurrente de importantes líderes del país, recordar lo que no se debe hacer en estos casos también es importante.
El expresidente Uribe, con total irresponsabilidad afirmó: Qué grave que la Paz hubiera sido un proceso de sometimiento del Estado al terrorismo!
¿Por qué politizar un hecho que merece toda la riguridad institucional del caso?, ¿Dónde queda el dolor de las víctimas que no necesitan un debate sobre el acuerdo de paz o las diferencias entre dos expresidentes?.
Pero también, han salido voces de apoyo, los estudiantes de universidades públicas, que iban a marchar ese día contra el ESMAD, cancelaron las concentraciones y buscaron coordinarse para donar sangre ante la tragedia ocurrida, su disposición ha tenido una buena acogida como señal de ejemplo.
Todos estos hechos muestran el gran esfuerzo que hace el país por dejar de lado la violencia, los atentado dejan muchas dudas, ¿Por qué fue un atentado suicida?, ¿Qué intenciones tenían sus perpetradores?, ¿Se terminarán las negociaciones con el ELN?
La última pregunta parece la más decisiva, el Congreso ha solicitado al ELN que manifieste si está dispuesto a la paz y lo demuestre con hechos, para otros sectores el tiempo del dialógo terminó, y es momento de volver a la ofensiva armada hasta nueva orden, todas decisiones difíciles, pues costarán vidas, como lo dijo el senador Mockus: “La vida es sagrada, cada víctima es hermana, cada vida es irrepetible. Cada vida que se va es irremediable. Si alguien quiere expresar un inconformismo vía terrorismo, lo invito a cambiar las armas por pinceles. Exprésese violencia simbólica sin maltratar la vida. #NoAlTerrorismo”