Aplastante, así se sintió la derrota del gobierno sobre las objeciones a la Ley Estatutaria de la JEP, presentadas por el gobierno del presidente Iván Duque. Con 110 votos en contra y 44 a favor, el congreso se hizo sentir en un trámite que hasta último momento se intentó dilatar.
El presidente del Senado Ernesto Macías quiso horas antes frenar la inminente derrota, argumentando que las objeciones debían tramitarse primero en la cámara origen del proyecto, que en este caso es el Senado de la República, pero dicha interpretación de nada sirvió para que el presidente de la Cámara Alejandro Carlos Chacón citara e hiciera votar las objeciones.
Pero, el gobierno tendrá un segundo round, cuando el Senado vote las objeciones después de Semana Santa, una tarea mucho más compleja para la coalición que quiere salvar el proyecto, ¿Por qué?
Primero, porque en la medida que el senado es menos numeroso, es menor el número de votos que necesita el gobierno para lograr una votación a su favor, algo que podría ocurrir vía acuerdos uno por uno, como ya paso con el Plan Nacional de Desarrollo, donde los char al interior de Cambio Radical salvaron la iniciativa.
Segundo, porque si el Senado vota a favor de las objeciones, según el artículo 200 de la Ley 5 de 1992, el proyecto se hunde, aunque algunos intentan justificar que la interpretación correcta es que se hunden solo los artículos objetados, algo que no está totalmente claro.
Tercero, porque el presidente del Senado está en cabeza del partido de gobierno, y como tal el Centro Democrático tiene a sus pesos pesados en senado, comenzando por el expresidente Álvaro Uribe, un liderazgo que puede más fácilmente que en Cámara, dilatar la votación, o en caso de ganarla estar a favor de no hundir todo el proyecto.
Por el momento, ha sido irónicamente la misma coalición que aprobó buena parte de los proyectos de Fast Track del Acuerdo de paz, la que salvó al proyecto de las objeciones, es decir, una resurrección 2.0 de la coalición santista, comenzando por el Partido Liberal que desde un inicio criticó la medida, y el presidente de la Cámara de origen liberal, fue quien solicitó a la Corte Constitucional revisar si se podían o no tramitar las objeciones, pues en su concepto son en esencia por inconstitucionalidad y no por inconveniencia.
El Partido de la U, con división interna, todavía posee a varios parlamentarios a favor del marco normativo del Acuerdo de paz, y Cambio Radical que terminó por inclinar la balanza, y que tuvo una crisis interna donde se enfrentaron los char con Germán Vargas, lo que al final inclinó la balanza en contra de las objeciones.
Incluso el Procurador General, en contra del concepto del Fiscal General, decidió apoyar la idea de hundir las objeciones. Eso sin contar las voces internacionales, excepto las de Estados Unidos, que han puesto “leña al fuego”, afirmando que las relaciones entre los dos países se verían afectadas, sobre todo por la extradición.
Finalmente, esta podría ser la prueba de fuego para el gobierno, pues a diferencia del Plan Nacional de Desarrollo que debe tramitarse en cada nuevo gobierno, las objeciones a la Ley Estatutaria de la JEP, son realmente una iniciativa exclusiva del gobierno de Duque, además de una promesa de campaña de reformar normas relacionadas con esta justicia transicional, y si no logra los acuerdos necesarios, demostrará que si bien ganó la presidencia, tiene las manos atadas para hacer todo lo que prometió respecto a la paz.